La parábola que nos relata San Lucas del pobre Lázaro a la puerta del rico es una llamada urgente a tomar postura en el presente para vivir el futuro. Es el presente de la mirada compasiva, pero no desde una superioridad que nos hace más que el pobre, sino de que ese puesto está ocupado por Cristo.
Lázaro está a la puerta de un hombre rico que ve como un pobre muere a la puerta de su casa. La muerte del rico, os imagináis, con un entierro fastuoso con sus "amistades" que vienen a "consolar", y todos ensalzando sus riquezas y su posición. Pero Lucas nos dice "y lo enterraron". En cambio el pobre Lázaro "los ángeles lo llevaron al seno de Abrahán". Vaya diferencia. El pobre ya no está a la puerta sino que ha entrado, el rico se queda fuera, no tiene derecho, ya ha disfrutado y malgastado. Cuanta actualidad tiene esto último, vivir como si el mundo dejase de existir cuando yo me muera, y por lo tanto, hay que aprovechar para pasarlo bien y disfrutar a tope.
Estos días me vino una pregunta a la cabeza y estaba deseando compartirla con vosotros, pues aunque la respuesta es lógica, me ha hecho pensar. Si el dinero está en los bancos, ¿ por qué los pobres no piden a sus puertas?. Si el poder de cambiar las cosas lo tienen los que gobiernan, ¿por qué no están a las puertas de los ministerios, o de las instituciones pidiendo?. Los ven en las entradas de supermercados, o a las puertas de la iglesia, o en una esquina cualquiera. Porque saben que los tienen compasión son los que padecen algo parecido, y los que viven el día a día, a ras de tierra, son los que comparten.
Estos días hacemos el reparto a las familias de la comarca, como cada mes, no os olvidéis de nosotros. Estamos ilusionados con proyectos e intentamos llevarlos adelante, y todos somos necesarios.
Nosa Señora da Franqueira, humilde escraviña, axúdanos a extender as nosas mans, pois somos mendigos de amor.
Javier Alonso
Feliz día
A Franqueira
05-03-15
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