Que manía les daba a aquellos que discutían con Jesús coger piedras. Cuando el corazón se cierra al diálogo y se ve al otro como un contrario, cuando se quieren imponer nuestros razonamientos se usa la violencia. Los que tenemos un cierto carácter impulsivo somos muy dados a discutir fácilmente, y después te queda un mal cuerpo que no veas. Jesús abre caminos impensables incluso para nosotros, por eso, cuesta tanto aceptar su palabra. Cuantas veces nuestro encuentro con El es un cansino monólogo en el que intentamos convencerlo de nuestros razonamientos, y si no funciona, ¡venga! manipulación a la carta, que siempre queda muy intelectual decir frases como: "me vas a decir tú a mí", o, "a ver si te enteras", o la muletilla "¿me entiendes?", o cuando la conversación aumenta de decibelios y es un continuo "vamos a ver". Hay un dicho que afirma que el Señor nos hizo una boca y dos orejas para que habláramos poco y escucháramos más. Cuantos diálogos de besugos a lo largo de nuestra vida que simplemente nos han dejado afónicos de tanto gritar y con dolor de cabeza.
El que guarda mi palabra, dice hoy Jesús, no sabrá lo que es morir para siempre. Y es que nuestras palabras llevan muchas veces a la muerte con el Señor y con los demás. Morir sabemos lo que es, pero ¿vivir para siempre?. Repitamos lo que le contestó Pedro al Señor "A donde vamos a ir, sólo tú tienes palabras de vida eterna".
Hoy es un día para escuchar con calma la palabra y que no se nos ocurra coger piedras para tirar. Porque ya sabéis somos piedras vivas del templo santo de Dios.
(Juan 8,51-59)
Nosa Señora da Franqueira axúdanos a ter un corazón manso e humilde coma o do Señor.
Feliz día
Javier Alonso
A Franqueira
26-03-15
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