El primer día del año lo ponemos bajo la protección de la Virgen María, a Ella la invocamos como Madre de Dios. Este es el primer título con que la Iglesia reconoce su servicio al plan de Salvación y fue proclamado en el concilio de Éfeso el año 431 El último, con el que se le proclama Madre de la Iglesia, fue proclamado por el Beato Pablo Vi al final del Concilio Vaticano II. Por lo tanto, Mala Virgen María es reconocida por todos nosotros con esta doble maternidad: Dios y la Iglesia.
Hoy nos unimos a su asombro, por el que guarda y medita en su corazón todo lo que va pasando, es para todos una fuente de inspiración incesante para seguir su ejemplo de creyente. Ella nos trae al Salvador y no se pone como protagonista, sino que, con dulzura y sencillez, nos muestra al engendrado por el Espíritu. Ella, en esa actitud de donación y entrega nos dona lo recibido, nos ofrece el regalo del cielo, no sin el esfuerzo que supone el aceptar el proyecto y asumirlo en su vida.
Desde este Santuario de Nosa Señora da Franqueira, imploramos una vez más su ayuda para todos.
Para las familias, que en este inicio de año, especialmente para los que no tienen trabajo, para los que están desalentados, por los que no llegan a final de mes, por los que viven división.
Por los que tienen trabajo, para que sea digno, por los que tienen que pasar por mil penurias para conservar su puesto laboral.
Elevamos plegarias de paz por las familias que viven situaciones de división, por los que se cierran en la violencia verbal, psicológica o física.
Por los enfermos, para que no decaigan, sino que pongan su soledad en la noche, su pobreza física, su dolor en la gruta de Belén. Pedimos para que la Virgen les conceda paciencia y fortaleza, ánimo y mucha, mucha confianza.
Por los niños para que Ella los cuide como cuidó a su hijo, los ayude a crecer en todas las dimensiones de la vida, que nunca les sea arrebatada la sonrisa y la alegría.
Por los jóvenes, esperanza del mundo y de la Iglesia, que conozcan a Jesús, lo amen y le sigan.
Por los ancianos, los que están solos, olvidados o los que viven en residencias.
Ponemos nuestra Iglesia diocesana, sus parroquias, sus sacerdotes, los consagrados, los fieles que trabajan en la expansión de la fe, los que se dejan la piel en mostrar el amor de Dios a los más pobres.
Por las vocaciones a la vida sacerdotal, consagrada y matrimonial.
Por la Iglesia perseguida en tantos lugares del mundo, por los que tienen que huir, por los refugiados.
Por los misioneros y misioneras, dedicados a la proclamación de la fe y la promoción del hombre.
Por los inmigrantes y los que han tenido que emigrar, por los que están lejos de sus hogares.
Por todo el mundo, por la paz, la concordia de los pueblos, el progreso y que cesen la injusticia y los enfrentamientos.
Y ponemos ante la Virgen a todos los peregrinos de este santuario, todos vosotros, los que cada día tenéis una palabra de oración á Nosa Señora, por vuestras familias y por vuestras intenciones.
Ahora que empezamos este nuevo año pidamos a la Virgen que nos acompañe, proteja, ayude y nos mantenga siempre fieles al Señor.
Como los pastores, salgamos a anunciar lo que el Señor nos ha mostrado y nos muestra esta Navidad.
Javier Alonso Docampo
Párroco- Rector do Santuario da Nosa Señora da Franqueira
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