El evangelio de hoy, continuación de la conversación de ayer de Jesús con los ancianos y sacerdotes, hoy el Señor quiere dejar más en evidencia que la llamada a la conversión que hacía Juan Bautista fue escuchada solo por algunos, y que, los que se creen salvados, posiblemente llegarán los últimos al Reino. La parábola de los dos hijos, el que dice sí a la llamada del padre a trabajar, pero no va, y el que hace el remolón, pero después se arrepiente y va, ayuda a comprender que lo central es la voluntad de Dios, su llamada al perdón, la acogida de su misericordia y la participación en el trabajo de su viña, en el Reino.
Pero aquellos, que se creían superiores son golpeados por las palabras duras de Jesús: los publicanos y las prostitutas, entrarán antes en el Reino. Qué duro es el Señor!. Y es que estas personas, despreciadas por los cumplidores de la ley, eran personajes impuros y condenados, y Jesús los pone anticipadamente ante Dios. ¿Por que´?, pues porque acogieron la llamada a la conversión, porque su pecado, evidente ante todos mostró la gran misericordia de Dios para con ellos.
Pero ahora pensemos en nosotros: hoy, con la preocupación acuciante de mantener las formas y guardar las composturas, de tener buena prensa y no ser molestos, nos preocupamos aún mucho más de quedar bien y salvar los "muebles". Quizás no se tenga esa preocupación tan evidente como pasaba antiguo: ¿como salvar mi alma?, o si ¿Entraré en el cielo?. Pero lo que no deja de ser una realidad es:
1.- Que condenamos igual que antiguamente, pues ponemos en la parte buena a los que nos caen bien, aunque no sean muy "santos", que para eso existen las excusas.
2.- Que juzgamos mucho por las apariencias y que nos cuesta aceptar los fallos y errores de los demás. Cuánto cuesta perdonar y olvidar!
3.- Que, posiblemente, seamos más fáciles de comprar, que las prostitutas del evangelio, porque le ponemos precio a muchas cosas, incluso a nosotros mismos, y que, no es tan difícil venderse al placer de lo inmediato, de sacar buenos beneficios aunque suponga la infidelidad a nuestra conciencia.
4.- Que, también posiblemente, tenga un precio de venta los demás, la fe o incluso en Reino, peor que los que recaudaban impuestos para los romanos, porque, quien no ha puesto precio a muchas cosas pagando el tributo al consumismo, a la injusticia, a una sociedad a la que complacientemente nos inclinamos y adoramos otros dioses, que no son el de Jesucristo.
5.- Que Juan Bautista sigue siendo incómodo y es más fácil preparar una Navidad entrañable, bonita, llena de luces y de boato. Está llegando el momento de partir, de salir, de caminar hacia Belén.
Textos de hoy: Isaias 3,1-2.9-13; Salmo 33; Mateo 21,28-32
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