Virgen de la O que se venera en el Santuario da Franqueira |
Hoy celebramos una festividad muy antigua y muy nuestra, pues procede de la tradición hispana, la Virgen de la Expectación, o Virgen de la O, o también Virgen de la Esperanza. Son los últimos día para el nacimiento del Salvador, solo una semana para la noche santa, como una extensa vigilia, acompañamos a la Madre en la inminencia del parto.
La liturgia de este día nos presenta al hombre justo, el esposo, a José, al hombre bueno, silencioso, discreto, obediente, y que, como veíamos ayer, por su generación el hijo de María es de la familia y casa de David, el Rey, no por sangre, sino por aceptación del designio y de los planes de Dios.
Hay dos cosas que me llaman la atención en estos relatos de la vida de José. Lo primero son sus sueños, lugar en el que Dios le transmite su proyecto, es como si Dios compartiese sus sueños con el hombre soñador. Seguramente las ideas de futuro de José se vieron truncadas, pero el sueño de Dios debía cumplirse, y es que, los sueños del Señor superan y desbordan cualquier imaginación humana.
No dejemos de soñar y no impidamos que en nosotros se cumplan los sueños de Dios.
El otro aspecto es la denominación de hombre justo. Según la "justicia" que se debía aplicar en el caso que nos presenta, la prometida que aparece embarazada, esa justicia era severa e implacable; en cambio, la justicia con la que se le denomina a José es la ley que nace de la conciencia dejada traspasar por lo divino de la Ley de Dios. Intuye posiblemente, por el amor que se tienen mutuamente, que no hay lugar para el engaño, la mentira o la traición, por eso se abre a la expectativa de Dios. Cuando nuestro corazón se endurece, echamos mano de la justicia y ponemos la ley como prioritario, quizás porque el amor y lo divino están ausentes de nuestros razonamientos y de nuestros discernimientos.
La Virgen está en cinta y nada es fácil para ellos, pero la decisión está tomada: soñemos. Ahora llega el Dios con nosotros, el Enmanuel, ahora llega el poder de la misericordia, el reinado del amor,
Textos: Jeremías 23,5-8; Salnmo 71; Mateo 1,18-24
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