miércoles, 17 de diciembre de 2014

ADVIENTO: LA HISTORIA DE NUESTRA FAMILIA




Hay muchas personas que les gusta conocer sus orígenes, y dedican, mucho tiempo a hurgar en documentos antiguos para elaborar un árbol genealógico. Así, escudriñando en los archivos y manuscritos pretenden, no pocos, descubrir un origen legendario de su linaje, o incluso si tienen sangre noble, los hay que en ese deseo elaboran un escudo, a imagen de las grandes familias, para poner en las fachadas de sus casas, o el significado enigmático de sus apellidos. ¿Quién no ha preguntado a sus mayores sobre las historias de los abuelos, bisabuelos, o sobre acontecimientos de antaño?, así vamos configurando la memoria de nuestra familia. Así también descubrimos, no sin asombro, que lo que hoy somos, muchas veces, viene configurando nuestra personalidad ya en nuestros "genes familiares". Pero, ante las situaciones, o vivencias, o acontecimientos, o si en la familia hay una "oveja negra", ya nos vamos distanciando, como que nos cuesta aceptar esa parte de nuestra historia. Nos cuesta acostumbrarnos a lo que no queda bien, elegante y fino, en nuestro álbum de fotos histórico.
Hoy el evangelio, comenzando ya las ferias mayores de preparación para la Navidad, nos invita a conocer los nombre y apellidos de la familia de Jesús, sus antepasados... y cuantas sorpresas nos llevamos. 
Lo primero es que Jesús procede de la fe de Abrahám, de la estirpe de Isaac, el hijo de la promesa, igual que El, el prometido por los profetas, de la generación de Jacob, el que lucha con Dios y se ve con El. Es pues miembro de la familia del cual Dios continuamente da su seña de identidad "el Dios de Abraham, de Isaac, de Jacob", porque en estos Dios ha elegido a un pueblo que sea signo ante todos los pueblos de la tierra. Jesús es descendiente de David, el gran rey, el que cantó las alabanzas del Señor, pero también, el que dejará en su hijo una señal de su pecado de adulterio y asesinato. En la familia de Jesús, hay santidad y pecado, fidelidad y engaño, no se oculta a nuestra vista la grandeza y la miseria, están los nombres de las mujeres extranjeras, abriendo la genealogía a la universalidad.
Pero, ¿qué me interesa de todo esto?. 
Que Dios no se avergüenza del hombre, sino que asume incluso su pecado.
Que viene a nacer en la miseria de nuestra historia y la grandeza de su plan de salvación.
Que no se oculta la ascendencia de Jesús, sino que Dios con nosotros es el Dios que se inserta en todas la condición humana, con todos sus riesgos.
Que al final aparece una frágil, sencilla y joven doncella, que dará la respuesta a Dios.
No nos avergoncemos de nuestra historia, sino, que donde abundó el pecado sobreabundó la Gracia, y es que, el amor de Dios desborda por todas partes.
Feliz día a todos







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