No todo el que me dice ¡Señor, Señor! entrará en el Reino... sino el que cumple la voluntad de mi Padre.
Las palabras de Jesús en el texto de este jueves de la 1ª semana de adviento son suficientemente claras. Para entrar, pues la puerta está siempre abierta, es necesario escuchar la llamada, y no una que nos deja indiferentes, sino, la que nos invita a construir nuestra vida sobre la roca firme. "El que escucha la Palabra y la pone en práctica es que construye su casa sobre roca"
Escuchar, acoger y hacer nuestra la Palabra para:
Construir nuestra propia vida, con la seguridad de la esperanza, la certeza de que El nunca nos engaña ni nos miente, sino que nos descubre nuestra propia vida, con sus pobrezas, pues somos "barro enamorado", pecadores reconciliados con nosotros mismos, corazón del Amado. Hoy, que las ideologías se han tambaleado, los ideales se esfuman, los principios son cuestionados, las vidas son fugaces, necesitamos, más que nunca, escuchar, acoger y hacer nuestra la PALABRA. Para ser nosotros mismos dejémonos guiar por la voz de Buen Pastor.
Construir la sociedad, comenzando por nuestra familia, nuestro entorno, lo inmediato, hablando desde la VERDAD, siendo veraces con lo que nos construye en lo que muchos han mancillado: la fraternidad, don gratuito y grandioso de Dios, que nos hace a todos hermanos. Construir la sociedad desde los pilares que nos enseña el Evangelio: perdón y reconciliación, unidad y comunión, alegría y gozo, solidaridad y caridad, generosidad y donación.
Construir la Iglesia, una comunidad que anuncia lo que está por venir, pero que ya se hace presente en nosotros. Así podremos cantar el canto de Isaías: "Abrir las puertas puertas para que entre un pueblo justo, que observa la lealtad; su ánimo está firme y mantiene la paz, porque confía en el Señor".
Aunque vengan las dificultades estamos en el Señor
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