DIA 11: SED DE DIOS

 DIA 11: SED DE DIOS

Estos días los medios de comunicación nos han hablado del suicidio. Un problema que afecta a un porcentaje cada vez más grande de población, especialmente preocupante entre los jóvenes. Un número que va en aumento a pesar de que se pongan en marcha medios y tecnología. En muchas ocasiones, según los estudios, va parejo a una situación económica y social baja, rentas medias bajas supone un alto índice y el fenómeno, nada ausente en el entorno familiar y escolar del acoso cibernético. Surgen muchas sombras.

Por otro lado, la salud mental quiebra y desestructura el interior de las personas en una sociedad cada vez más exigente y acelerada, dispersa y que provoca un aislamiento del entorno. El individualismo es la marca de esta etapa de la historia que se complace en llenar a sus ciudadanos de un hiperconsumismo que sigue ahondando en la desestabilidad emocional y fragmenta la voluntad queriendo tener nuevas experiencias.

Este vacío crea búsquedas del sentido de la vida. En lo más profundo de la persona surgen una búsqueda de vida, de felicidad, de intentar recomponer la propia historia, de deshacerse de la carga de culpa y de los miedos, de cambiar las apariencias por sinceridad. Esta sed de interioridad, de una verdadera espiritualidad, provoca una ansia de búsqueda de Dios, que se contrapone en muchas ocasiones de lo institucional de la Iglesia por no haber descubierto la grandeza de comunidades vivas y creadoras de vínculos fuertes que acojan, acompañen y ayuden a descubrir la presencia del Amor que es Dios.

María, la llena de Gracia, nos muestra a su Hijo, presencia de este Amor entrañable, Dios.

Creemos que Dios nos ha hecho 
a su imagen y semejanza;
por eso nos quiere espirituales,
humanos, comprensivos.
Creemos que Dios nos ama;
por eso vive entre nosotros
y muere por nosotros
y se preocupa de cada uno
de nuestros problemas.
Creemos que Dios 
no nos ha abandonado
a pesar de nuestros fallos,
y nos quiere comunidad de hermanos,
solidarios unos con otros.
Creemos que se hace presente
entre nosotros por su gracia
que nos llega por los Sacramentos.
Madre:
Haz que mi vida sea sensible
ante el vacío y la necesidad de Dios
y escuche con amor y fidelidad su llamada.
Quiero llenar mi vida de Dios