San Marcos nos dejó unas cuantas palabras en el arameo original en el que Jesús hablaba. Un regalo que siempre hemos de agradecer pues nos ayuda a saborear cómo hablaba el Señor. Esta palabra, effetá, tiene un sonido muy especial y su repetición es una ayuda inestimable para la oración de hoy. A mí personalmente me ayuda más el decir effetá, que no su traducción, ábrete. Porque aquel sordomudo estaría perplejo al ver la acción de Jesús metiéndole los dedos en los oídos y tocando con saliva su lengua. Resulta un poco chocante, pero esta acción fue acompañada por la palabra, imperante y sanadora, effetá, ábrete.
Effetá, ábrete, a la vida, a escucharla ya dialogar con ella. A una vida que nos deja muchas veces sin palabras porque sigue siendo dura para millones de seres humanos, y nos deja mudos, porque no tenemos palabras para consolar y animar. Escucha, como el Señor "el clamor y el sufrimiento de los hombres", y diles una "palabra de amor".
Effetá, ábrete, porque nos cuesta mucho escuchar, acoger lo que el otro tiene que decir. Effetá para hablar con sinceridad al corazón del hermano, palabras de perdón y de vida, de encuentro, palabras de sinceridad.
Effetá, ábrete, escucha en el silencio lo que el Señor tiene que decir, el "susurro de la brisa" con la palabra que dulcemente viene a serenar el alma inquieta. Effeta, para decir una palabra de dulzura en medio de tanta violencia, una palabra de paz.
Effetá, ábrete, para escuchar y proclamar.
Oh María, Nosa Señora da Franqueira, tú en la escucha de la Palabra la hiciste tuya y la diste en la vida del Hijo de Dios por el Espíritu, ayúdanos a acoger la Palabra y proclamarla con la vida.
Tú cantaste las maravillas del Señor, dirige nuestro canto de alabanza en este día.
Feliz día a todos
Javier Alonso
A Franqueira
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