Seguimos el camino de conocer más a fondo el ministerio del obispo y así, prepararnos a la llegada de nuestro nuevo pastor, D. Antonio
El carácter de servicio del ministerio eclesial está intrínsecamente ligado a la naturaleza sacramental. En efecto, enteramente dependiente de Cristo que da misión y autoridad, los ministros son verdaderamente "siervos de Cristo" (Rm 1, 1), a imagen de Cristo que, libremente ha tomado por nosotros "la forma de siervo" (Flp 2, 7). Como la palabra y la gracia de la cual son ministros no son de ellos, sino de Cristo que se las ha confiado para los otros, ellos se harán libremente esclavos de todos (cf. 1 Co 9, 19).
Resulta complejo que, en una sociedad marcada por los títulos, prestigios, honores, poderes, capacidades, resultados e influencias, el carácter fundamental del ministerio en la Iglesia sea el del servicio. Éste con la identidad de siervo, de esclavo, a imagen, configurado a Cristo, que se hace esclavo, último, siervo... el que lava los pies dando ejemplo, que da su vida por la salvación, que se humilla a sí mismo. El siervo, para ser en Cristo, debe dejarse lavar por el mismo Señor.
Ser obispo, imagen de Cristo pastor, que da su vida por el rebaño, confiere a la comunidad cristiana un sentido único de ser significativo en la entrega en un mundo competitivo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario