Seguimos la lectura del Marcos en la palabra que se proclama este domingo en la Eucaristía. Jesús enseña los Misterios del Reino de Dios. Lo hace con parábolas. De esta forma nos ayuda, a través de ejemplos de la vida diaria, a comprender la grandeza del Reino como acción de la Gracia en cada uno de los creyentes y de la comunidad peregrina, que es la Iglesia. Hoy nos lo muestra con las parábolas de la semilla. Primero la semilla que se pone en la tierra y va surgiendo la vida que se abre enérgicamente, que crece con vigor y la fruto. El Reino es vida.
La segunda de las parábolas es la semilla de mostaza. La más pequeña entre las semillas. Que se pone en la tierra, crece y se convierte en un arbusto al que acuden los pájaros para anidar y refugiarse. Quedémonos con esta última idea. El Reino:
Nace en lo pequeño. No es opulencia, prestigio o grandeza. Necesita un rinconcillo para ser depositada. Es puesta en tierra, en la realidad, entre nosotros, en el mundo.
Abre caminos de esperanza, pues no se encierra en si mismo. Es camino de vida que comienza, que no se detiene, aunque no se vea.
Crece con vigor por la fuerza del amor. Se extiende abriendo oportunidades.
Al Reno están llamados a encontrar refugio, acogida, amparo y abrirse a la vida "anidando".
Que cada uno de nosotros y la Iglesia de Jesús, seamos muestra de la vitalidad del Reino abriendo también, con la fuerza de la Gracia, oportunidades de amparo a quien está desprotegido, refugio al que es desterrado, cuidados al que está débil.
El árbol de la Vida, la Cruz es donde nuestro corazón encuentra refugio y esperanza
Bajo tu amparo nos acogemos Santa Madre de Dios. esta antigua oración nos invita a invocar a María como signo del Reino que se entrega para la vida de todos los hombres.
Feliz Domingo.
Xabier Alonso
No hay comentarios:
Publicar un comentario