OBISPO GUÍA DE FE Y CARIDAD
En la foto Báculo del tesoro de San Rosendo Obispo de Mondoñedo y uno de los grandes santos de nuestra Galicia
Estos cuatro domingos que restan a la celebración de la consagración episcopal de D. Antonio Valín, la diócesis de Tui-Vigo centra su comentario de la palabra dominical en distintos aspectos de la tarea y misión del obispo. En este, a la luz del relato de la tempestad calmada recogemos las siguientes ideas:
Vamos a la otra orilla
Cruzar el mar es iniciar un nuevo Éxodo para un nuevo pueblo, es atreverse a dar el salto a lo desconocido y dejar las seguridades.
El mar, criatura de Dios, simboliza las fuerzas que solo Dios puede dominar.
El mundo, creado según el modelo divino, es una trama de relaciones (Cf. LS 240). Es la realidad histórica que desvela nuestras fragilidades. Cristo conduce al pueblo, renacido de la pascua, a ser comunidad de fe y fraterna en el amor.
Cruzar el mar es iniciar un nuevo Éxodo para un nuevo pueblo, es atreverse a dar el salto a lo desconocido y dejar las seguridades.
El mar, criatura de Dios, simboliza las fuerzas que solo Dios puede dominar.
El mundo, creado según el modelo divino, es una trama de relaciones (Cf. LS 240). Es la realidad histórica que desvela nuestras fragilidades. Cristo conduce al pueblo, renacido de la pascua, a ser comunidad de fe y fraterna en el amor.
La fe libera de miedos e inseguridades
El mar es el entorno habitual de algunos apóstoles. Se sienten seguros de sus capacidades y confiados en su pericia. La tormenta suscita miedos y dudas, por eso claman a Jesús.
Cristo conduce, custodia y hace nacer la fe de sus discípulos en Él. El discípulo, por la fe, se entrega entera y libremente a Dios (Cf. DV 5). Y La fe viva actúa por la caridad (Cf. CCE 1814).
“Caritas Christi urget nos” (2 Cor 5,14)
D. Antonio eligió como lema de su episcopado las palabras de S. Pablo que hoy leemos en la segunda lectura. Es la caridad de Cristo, reflejada en la caridad pastoral del obispo, que hace renacer cada día en su pueblo la fe.
El Obispo juzgue, realice, soporte todo a la luz de la fe, e interprete los signos de los tiempos para descubrir lo que el Espíritu Santo dice a las Iglesias para la salvación eterna (ApS 39).
El obispo será para su pueblo maestro de fe. Él:
tiene el deber de infundir confianza y proclamar ante todos las razones de la esperanza cristiana. El Obispo es profeta, testigo y servidor de dicha esperanza (PG 3).
Unido a la cruz de Cristo, el obispo desarrollará su compromiso de custodio de la fe, vínculo de unidad y bondadoso con los pobres (Cf. Ritual de Ordenaciones 40).
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