Desde el comienzo de su ministerio, el Señor Jesús instituyó a los Doce, "semilla del Nuevo Israel, a la vez que el origen de la jerarquía sagrada" (AG 5). Elegidos juntos, también fueron enviados juntos, y su unidad fraterna estará al servicio de la comunión fraterna de todos los fieles; será como un reflejo y un testimonio de la comunión de las Personas divinas (cf. Jn 17, 21-23).
El Obispo es por lo tanto, miembro de un colegio, pero no al modo del colegio de abogados o arquitectos, sino una colegialidad que nace del mismo ser de Dios, fundamento de la comunión y del ser Iglesia en camino. Es la continuación de la vida apostólica respondiendo a la llamada del Buen Pastor
D. Antonio nos dice en su mensaje: "Me incorporo a una Iglesia de larga tradición de hombres y mujeres que vivieron y viven su fe sembrando evangelio y construyendo el Reino. No caminamos solos, ni por libre: vamos juntos, en familia, ayudándonos unos a otros"
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