miércoles, 5 de agosto de 2015

TRANSFIGURACIÓN DEL SEÑOR.



Hoy celebra la Iglesia una fiesta que en muchas parroquias de nuestra Diócesis es día también de patronazgo, habitualmente conocida con el título del Salvador, refiriéndose al Señor Jesucristo. Por ejemplo es el patronazgo de Maceira, Coruxo, Teis, Sobrada, Piñeiro en Tomiño, Tebra, Budiño, y otras, así como el titular del Monasterio Benedictino de Trasmañó. 
La escena de la Transfiguración se sitúa tradicionalmente en el monte Tabor, una hermosa montaña de Galilea y no muy lejos de Nazaret. Es un espacio único al que Jesús se retira en oración con Pedro, Santiago y Juan, sus discípulos más cercanos, Pedro, el primero, Juan, el amado, Santiago el amigo del Señor. En esta oración Jesús muestra la Resurrección, se revela las promesas cumplidas a través de la presencia de Moisés, la Ley y Eliás, los Profetas, base sobre la que se asienta la fe judaica. Los vestidos blancos, el rostro resplandeciente en medio de una nube es signo de la divinidad. La palabra del Padre diciendo "Este es mi Hijo amado, escuchadlo" ratifica que la misión recibida es la glorificación, a través de la cruz, para hacer todo nuevo y llevar a la humanidad a la vida.
¡Qué bien se está aquí! es la palabra asombrada y embelesada de Pedro. Gozar el momento, disfrutar de la situación, olvidarse de todo, es lo que algunos desean, incluso en la oración. Es la excusa para desentenderse de la cruz y creer que estando en el Señor el gozo es no tener problemas o no implicarse en ellos, cuando es lo contrario, el gozo viene de superar la subida a la montaña para descender llevando lo recibido al encuentro de los demás.
La luz que transmite Jesús no es para deslumbrar, sino, para alumbrarnos, señalarnos el camino, ser nosotros luz que refleje la gloria del Resucitado.
Cruz y gloria, muerte y vida, todo confluye en Jesús para que renovemos en él nuestra esperanza. Subamos al monte del Señor, al de las bienaventuranzas para unirnos a su palabra; al Tabor, para no dejarnos deslumbrar por luces engañosas; a Jerusalen, para sentarnos a su mesa y servir en su caridad; al Calvario, para morir en El; a los olivos, para ascender a la Gloria. De los valles al monte, de la humildad para conocer su victoria, nuestra victoria. Es tiempo de dejarse transfigurar.
Felicidades a todos en este día

Nosa Señora da Franqueira, tí tamén eres ensalzada, desde a humildade camiñas na benaventuranza, preparas a mesa do Reino, permaneces firme onda a cruz, eres asunta ao ceo.

Javier Alonso
A Franqueira
06-08-15

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