Al leer, y, me dispongo a meditar con un poco de serenidad el texto del evangelio de hoy, no puedo menos que pensar en estos días que comenzaron con la presencia de la imagen de D. Bosco en el Santuario da Franqueira. Déjame que hoy me extienda un poquito más de lo habitual, pues el tema lo merece.
Lo primero es la palabra que nos decía ayer D. Segundo Cousido, Salesiano, que presidía la celebración vespertina. Una palabra que desde ese momento me viene dando vueltas "a los jóvenes no se les ama, se habla mucho de la juventud, pero el joven concreto no se le ama". Jesús, ante la pregunta de aquel joven rico sobre las actitudes que debe tomar para obtener la vida eterna, le hace una propuesta arriesgada, que supone un antes y un después, un cambio radical en la vida, pero, en la versión de Marcos 10, hay algo que omite mateo, y que, en el contexto de hoy me llama a conversión , y a todos nosotros, dice Marcos ""Jesús, fijando en él su mirada, le amó". Esta es la clave de la respuesta, no es una palabra como la que tantas veces les decimos a los jóvenes, con nuestra supremacía de los años el que yo comienzo a decir, como escuchaba haciendo fuerza en los dientes para no decir una palabra malsonante, ahora soy yo el que juzgo a los jóvenes y los critico por sus actitudes, sus comodidades, sus apatías, su encerrarse en las maquinitas, su falta de formación, sus suspensos y sus desganas. Y Jesús me ofrece una propuesta, como la que escuché ayer celebrando el bicentenario de D. Bosco, "amar", Jesús, fijando en él su mirada le amó". Sí, amar a los jóvenes pues en el desamparo actual, en la precariedad, en un consumismo desenfrenado, en la búsqueda de respuestas, necesitan ser amados, y, sentirse amados.
Arriesgar. Yo que ya me he acomodado en tantas cosas, en mis horarios, en mis amigos, en mis proyectos, en que necesito tenerlo todo seguro, le propongo a quienes están desamparados y a la intemperie riesgos, abandonarlo todo, radicalismos, sí o sí, son más opciones, sin hacer un acompañamiento en el proceso de madurez. y ¿yo que estoy arriesgando?. Aquel joven rico se fue triste porque tenía muchos bienes, y, Jesús le propone vender y darlo a los pobres. Solo pensar en poner precio a lo que tiene ya le desmonta su pensamiento de ir haciendo inversiones para la vida eterna. Yo, que estoy agarrado a cosas y personas, les digo a los jóvenes que la libertad es decir sí y entregarlo todo. ¿Es creíble mi propuesta?, Si la dice Jesús sí, porque El es el hombre libre y que nos enseña que la libertad es la donación, la ofrenda del propio ser culminando el camino del amor. Decir sí. Los jóvenes necesitan testigos de decir sí, asumiendo los miedos, desde la libertad que da Jesús.
El tesoro. Cuantas baratijas me deslumbran y he dejado el tesoro en lo más escondido. Jesús le propone al joven tener un tesoro que no se ve, pero que se disfruta, un tesoro que muestra la belleza del Reino. Y yo, me dejo deslumbrar por baratijas de lo que satisface y provoca simplemente tener, tener y tener, no me refiero a solo cosas, tener información, estar a la última, tener amigos, lograr admiración, provocar... y el joven necesita lo auténtico, no lo que se oxida, ni se caduca, no lo que pasa, sino lo que permanece.
Amigos, escuchando y orando el relato del joven rico, me invito y os invito a que valoremos nuestro testimonio de fe a los jóvenes que ya están ausentes de nuestras iglesias, Jesús es un desconocido, la Iglesia es un dinosaurio del pasado y los cristianos unos nostálgicos que quedan como residuo de tiempos pasados. Este año, la propuesta del Santuario da Franqueira tiene como lema "Con María anunciamos la alegría del Evangelio", con Ella, Nosa Señora da Franqueira, ser evangelizadores con la alegría, con la libertad, con la mirada llena de amor, con la confianza de hacerse con el tesoro.
Feliz día
A Franqueira
17-08-15
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