Nuestro Padre hace salir el sol sobre buenos y malos.
Nos cuesta aceptar la misericordia infinita y perfecta de nuestro Padre Dios. Si ayer la ley promulgada por Jesús resultaba loable, pero imposible, hoy, pasa otro tanto de lo mismo. ¿Cómo alguien en su sano juicio puede decir amar a los enemigos y rezar por los que nos persiguen?. Si es que Jesús promulga una locura de amor a todos que no es de recibo. Amar a los enemigos supone el no poner límites al amor. ¿Cómo lo haré?. Primero conociéndome a mi mismo, reconociendo dónde nace mi enemistad, dónde radica el mal en mí. ¿Desde cuando se le declara a alguien enemigo? ¿qué supone?. El otro pasa a ser una amenaza para mí, una dificultad a mi "libertad" un obstáculo a mi crecimiento. Segundo, descubriendo que me aporta esta enemistad. Posiblemente en que crezca en mí el orgullo, no me puedo rebajar a pedir perdón o a reconocer mis errores, o a dialogar sobre las diferencias. Aportar no es que aporte mucho el estar enfrentados unos a otros, pero, lo posible es que por ese orgullo nos empeñamos en ser más, en aportar más datos en que no puedan pillarnos en un renuncio. Tercero, el no aceptar que puedo ser distinto, en que es posible la conversión. Cerrarme a aceptar al otro no deja de ser una muestra de que mi corazón está cerrado al amor, porque solo amo aquello que realmente me acepta, me devuelve lo propio. Cuarto, dar una oportunidad a la locura en el corazón, porque el amor es terapéutico, aceptar al otro como, sin esperar a que cambie, sino dejando que el amor le haga ver que la venganza, el odio, la muerte del otro en el corazón convierte nuestra alma en un cementerio de enemistades. Porque el que dice "ha muerto para mí" está poniendo una lápida en su interior. Lo mismo ocurre con lo que nos persiguen, no podemos responder con la misma moneda, como decía ayer el evangelio, porque entonces hacemos lo que detestamos.
Jesús, Jesús, ¡qué difícil es todo esto!. Y venga que tú contestas "es imposible para los hombre pero no para Dios"
(Mateo 5,43-48)
Nosa Señora da Franqueira, Nai do Fermoso Amor, axúdanos a deixarnos amar.
Feliz día
Javier Alonso
A Franqueira
16-06-15
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