Mañana celebraremos la Solemnidad del sagrado Corazón de Jesús. Este año, en las parroquias, A Franqueira, Prado da Canda e A Lamosa, comenzaremos un nuevo proyecto, El Apostolado de la Oración. Es una asociación cristiana de fieles, muy antigua en la Iglesia, que sus miembros asumen el compromiso de vivir su vocación bautismal en la oración. Todos los días ofrecen la jornada consagrado su vida por las intenciones del Papa y de los obispos. Además, los primeros viernes de mes, renovados en la Eucaristía, la Reconciliación y la oración, buscan juntos como hacer vida la oración que se hace cada día. El centro de su espiritualidad está en el Corazón de Cristo, manifestado en la Eucaristía.
Mañana celebramos en Prado da Canda esta festividad de forma solemne. Hemos tenido la novena y mañana a las 8 de la tarde será la Misa solemne y la procesión. En A Franqueira será también mañana a las 6 de la tarde, con la celebración de la Misa y la Exposición del Santísimo. En Lamosa será la próxima semana.
Desde hace tres años un grupo de personas rezan, en cadena de oración, por estas intenciones, unidos a las del santuario. La idea es configurarnos ya como grupo estable de forma que cuando estemos constituidos podamos participar también en encuentros diocesanos y otras actividades que nos ayuden a renovar nuestra fe: retiros, ejercicios espirituales, peregrinaciones, convivencias, etc.
Os dejo algunas referencias concretas de lo que es el Apostolado de la Oración
El
apostolado de la oración
Es
una espiritualidad para vivir el día a día en Iglesia, haciendo
presencia del Señor en cada momento y llevando su amor a través del
compromiso por los pobres.
Propone
una oración concreta, breve y de gran densidad para hacer este
ofrecimiento diario. Cada cual puede acomodarla según sus propias
vivencias o hacerlo mediante una oración personal. Lo que importa es
que se haga consciente y profundamente, evitando la rutina.
Esta
ofrenda hace ver que se puede buscar, encontrar y servir a Dios en
todas las personas y cosas que nos rodean; transforma la vida entera
en oración de intercesión ante el Padre por el mundo; fortalece los
vínculos con la Iglesia universal, sintiendo como propios los
problemas que afectan al conjunto de ésta. También, realizada con
seriedad, cambia a quien la hace: no es fácil ofrecer el trabajo
diario al Señor y mantener, al mismo tiempo, actitudes o
pensamientos contrarios al Evangelio.
El
APOR contempla en el Corazón de Cristo el centro de su persona y de
su entrega amorosa al Padre por la humanidad. Al morir nos entrega el
Espíritu, y de su Corazón traspasado manan el Bautismo, la
Eucaristía y la vida sacramental de la Iglesia. Agradecido por tanto
amor, el miembro del APOR ofrece su vida diaria al Señor: expresa
así su propósito de vivir unido a Cristo en su entrega redentora. Y
ora al Padre para que cambie el corazón de las personas, empezando
por el suyo propio, de modo que sea más semejante al de Cristo.
Por
eso, junto a su Corazón, que se compadece de los sufrimientos que
aquejan a la humanidad -consecuencia del pecado- el miembro del APOR,
con su actividad y ejemplo, aporta su grano de arena para aliviar
tales situaciones y reparar el dolor que sufre Cristo en su Cuerpo:
la Iglesia (cf. Col 1,24).
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