Seguimos en el entorno del Templo de Jerusalen. A Jesús lo asedian con preguntas los distintos sectores de la sociedad, sobre todo. del orden de la tradición religiosa. Ahora son los saduceos, los que no creen en la resurrección, quienes le preguntan por el caso de la viuda que casa con varios hermanos, en la resurrección de quien es esposa, le cuestionan.
A mi parecer, si ellos parten del principio de no creer en la resurrección, para qué preguntan?. No es para dejarse convencer por Jesús, ni resolver una inquietud interior. Es como si el vegetariano preguntase sobre las ventajas de comer carne de vacuno. No van a cambiar de idea. Es simplemente como pasa tantas y tantas veces en las discusiones eternas que hay en foros diversos. ¡Cuánto cuesta tener una actitud de oyente y dejarse interpelar por los razonamientos del otro!. Se sabe que el tema religioso, por ejemplo, es uno de los debates que más sube la audiencia de un programa, o que las noticias religiosas en un informativo pueden tener más atención que incluso los deportes. O que en la actualidad el personaje más seguido por las redes sociales es el Papa Francisco.
Pero la cuestión es la misma que plantea Jesús, y que, traducido a nosotros sería: "Pero tú, ¿en qué Dios crees?". Porque el Padre, que se nos comunica en Cristo, es el Dios de la vida, para el que todos estamos vivos. El Dios que da y ama la vida. Es el Dios que ama al que tiene su vida golpeada por el sufrimiento, la enfermedad, la pobreza, la esclavitud en todas sus realidades. Es el Dios que ama la vida y quiere hacernos partícipes de la alegría de la vida para siempre.
Mientras los saduceos, igual que muchas veces nosotros, divagamos por puntillismos y casuística, Jesús invita a ir a la esencia y al centro de la fe.
(Marcos 12,18-27)
Nosa Señora da Franqueira, ti que nos traes a vida no Fillo de Deus, axúdanos a ser mensaxeiros da vida.
Feliz día
Javier Alonso
A Franqueira
(03-06-15)
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