sábado, 19 de noviembre de 2016

AVE MARÍA


Un grupo de peregrinos, 47 personas de Franqueira, Pardo y Lamosa y de otras poblaciones, hemos ido a Fátima con el deseo de encontrarnos con la Virgen María y escuchar el mensaje que nos trae del cielo. Ha sido un aventura el hacer más de 600 kilómetros en un día para estar unas horas en este lugar de paz que nos ha regalado el Señor por manos de su Madre. 
El itinerario espiritual fue el siguiente:
Fuimos a los orígenes y entramos en casa de Lucía. Junto al pozo pusimos ante el Señor, por medio de María Madre de las familias, también nuestros orígenes: sencillos, humildes, del día a día en el que el Señor se quiere hacer presente. Recuerdo de que el Hijo de Dios quiso nacer en una familia. Hacemos silencio y oramos por nuestras familias, para que, en ellas se viva la paz.
Nos paramos en Valinhos, aparición del 13 de agosto, porque los niños estaban pasando por las pruebas de los interrogatorios. Cuanto nos cuesta aceptar que el Señor nos entrega una palabra por lo que no cuenta, lo pobre, lo ignorante. Nuestra arrogancia nos impide ver la acción de Dios. 
Visitamos Loca do Anxo, lugar en el que el Ángel de la paz prepara a los niños para ser mensajeros de la comunión. Ellos, ausentes de una realidad de tragedia, dolor y violencia de la 1ª guerra mundial, se hacen solidarios entregando sus sacrificios para que cesen las consecuencias de un actuar propio del pecado.
Por el camino contemplamos algunas estaciones del Vía Crucis, el camino del Calvario es el camino del hombre que sufre.
Un camino, el de los pastoricillos, que hacemos hasta el Santuario. Una primera visita á Capeliña nos acerca a la dulzura de la Madre que nos espera. La Virgen les había invitado a una cita cada mes, y es así lo que significa ser creyente y miembro de esta Iglesia, somos invitados, llamados a participar de un encuentro, de la escucha, del compartir.
Antes de comer, visita al trozo del muro de Berlín, símbolo de que los muros se derriban con el amor. La invitación a la conversión y a la paz hace posible un camino de encuentro con los demás como hermanos y de libertad para todos.
De nuevo convocados ante la Virgen visitamos la nueva Iglesia de la Trinidad y celebramos la Eucaristía. Unidos en la acogida de la Palabra y del Alimento hacemos consagración a María, nuestra Madre, entrando en su Corazón Inmaculado para conocer sus secretos de Madre tierna.
Rezo de la Salve ante la Imagen de la Virgen como despedida y visita a la Basílica para encomendar a los pastorcillos la vida de los más pequeños. Los encomendamos para que los cuiden y los protejan.

Amigos, ayer fue un día de gracia por la oportunidad de habernos encontrado una vez más con el Corazón de nuestra Madre.
Feliz día
Javier Alonso
A Franqueira
19-11-16

No hay comentarios:

Publicar un comentario