Cristo ha resucitado. Aleluya.
Queridos amigos, nos introducimos en este día en el capítulo 6 de san Juan. Siete día nos llevará leer pausadamente este texto y dedicar nuestra oración diaria al significado de la Eucaristía. La razón es que la cincuentena pascual es el tiempo en que se nos muestra lo que significa y como se vive en cristiano. Para los iniciados, por eso los sacramentos que se reciben en la Pascua que son el Bautismo, la Confirmación y la Eucaristía se llaman de Iniciación, que son introducidos en la vida en Cristo necesitan saber cuales son la "claves" para mantener esa fe recibida y como vivirla. Así, la vida nueva, ahora vemos como se alimenta.
El capítulo que comenzamos hoy nos describe la multiplicación de 5 panes y 2 peces para alimentar a toda aquella muchedumbre de la que Jesús tiene compasión. La generosidad de aquel muchacho que entrega lo que tiene, hace posible que el Señor, orase dando gracias y los repartiese a través de los discípulos.
Así, la muchedumbre de los que no conocen a Cristo y andan vagando con el hambre de la fe y del sentido de la vida es inmensa, incalculable. Una situación que sigue siendo el drama de nuestro tiempo, pues la lejanía del hombre de Dios en que vive le pone en un vacío de vértigo interior en que busca incansablemente lo que le satisfaga, pero siempre tiene hambre, porque solo se busca a si mismo. Aquellos que seguían a Jesús tenían maestros de la ley, una religión organizada, unos ritos y oraciones, pero, estaban hambrientos, porque necesitaban saciar con el alimento auténtico: el amor de Dios. ¿No nos podrá pasar también a nosotros?, si pensamos que satisfacemos nuestras relaciones con Dios con un ritualismo vacío, sentiremos hambre, porque estaremos también buscándonos a nosotros mismos y viviendo una hipocresía que nos aleja cada vez del amor de Dios. Si nuestra caridad es solo para tranquilizar nuestra conciencia entonces pensaremos que nos hace bien hacer el bien, y en realidad, estamos alimentando nuestro orgullo de creernos mejores que los demás.
Este día pidamos al Señor que nos de su misma mirada compasiva y decidida. Toma su pan y repártelo, comparte el alimento recibido, que es el Señor, y dale de comer a los demás. Así descubrimos en la Eucaristía la fuente de la caridad.
Hoy, ante el drama del hombre que se anula a si mismo, el drama de la supresión de los hambrientos de paz, de alimento, de educación, libertad, salud, de amor y vida; reparte sabiendo que es la sobreabundancia del amor de Dios el que llega a todos a través de tu amor.
(Juan 6,1.5-15)
Nosa Señora da Franqueira, séntanos á mesa do banquete celestial
Feliz día
Javier Alonso
A Franqueira
17-04-15
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