Cristo ha resucitado. Aleluya
Paz a vosotros, es el mensaje del Señor a los discípulos. La sala se llenó de luz, y los corazones se sobresaltaron. Sus dudas eran grandes, pero las certezas superaban. Las primeras apariciones del Rescucitado habían pasado de ser a una, Magdalena, a dos, los de Emaús, para completar al grupo completo. Ahora sí, ya no hay dudas, excepto la de Tomás que comentaremos el próximo domingo. Y es que este primer domingo es pleno, hora tras hora Jesús tiene deseos de manifestarse a sus amigos, para hacerles testigos. Pero ante tantas impresiones y tantas dudas, como nosotros, necesitan pruebas. Les muestra las marcas de la pasión, no los golpes ni los latigazos, no lo que había perdido la apariencia humana como proclamaba el cántico del Siervo de Isaías, sino las heridas mortales de los clavos y la lanza. Como dijo en un discurso el Papa Francisco en su viaje a Asís: "Jesús, al resucitar era bellísimo. No tenía en su cuerpo las marcas de los golpes, las heridas... nada. ¡Era más bello! Sólo quiso conservar las llagas y se las llevó al cielo. Las llagas de Jesús están aquí (refiriéndose a los enfermos que estaban escuchando) y están en el cielo ante el padre. Nosotros curamos las llagas de Jesús aquí, y El, desde el cielo, nos muestra sus llagas y nos dice a todos, a todos nosotros: "Te estoy esperando!".
Jesús come delante de los suyos como prueba de su presencia. Pero lo que realmente les convence no son argumentos, pruebas, sino que les abrió el entendimiento para que comprendiesen las Escrituras.
Y es que la fe, necesita ser razonada, pero es un don del Señor. Insisto en lo dicho estos días intensos de Pascua, necesitamos ver al Señor, tocarlo, sentirlo, llenarnos de gozo en su presencia. Para esto quedémonos que su Paz es la única que realmente adquiere su sentido en nuestro corazón y en este mundo. Porque de qué queremos ser testigos ¿de razones, de sabiduría?. No solo, sino de la vida en Cristo. El que perdona nuestros pecados y nos libera del mal nos hace testigos de su paz.
(Lucas 24,35-48)
Nosa Señora da Franqueira, Raíña da Paz, axúdanos a sermos testemuñas da paz do Resucitado.
Feliz día
A Franqueira
09-04-15
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