Nadie conoce quién es el Hijo sino el Padre; ni quién es el Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar (Lucas)
Jesús, haciéndose uno con nosotros, acogido en la sencillez de una joven nazarena, nacido en la miseria, es la revelación de Dios Padre-Madre. Necesitamos convertirnos a lo sencillo, el valor de lo pequeño, de la debilidad y la fragilidad como posibilidad de camino de encuentro con Dios.
Nadie causará daño ni estrago
por todo mi monte santo:
porque está lleno el país del conocimiento del Señor,
como las aguas colman el mar. (Isaías)
ASÍ SEA
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