Esperanza es la confianza en Jesús que cumple lo prometido por Dios en los profetas. Todos podremos sentarnos a la mesa del banquete fraterno, en el que, desde lo poco, lo pobre, lo sencillo, multiplica para que a nadie le falte y sobre para los que peregrinan esperando la llegada de la salvación.
El pan, amasado y cocido, el pescado recogido en la noche fría, limpio y asado, son manjares que sacian al que recibe y agradece. Y todos llamados, invitados, sentado en comunidad compartimos lo recibido y entregamos lo donado.
No hay nada más bello que sentarse a la mesa del Señor.
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