Celebramos hoy la fiesta de la Virgen de los Dolores, fiesta ligada a la de ayer, Exaltación de la Santa Cruz. María permanece al pie de la cruz de su Hijo firme y atravesada por una espada de dolor. Hoy las lágrimas de esta madre son las de tantas mujeres que a lo largo y ancho de este mundo están viviendo el misterio del dolor ante la muerte de sus hijos. Quiero traer a la reflexión la situación de los inocentes que son sacrificados en la cruz de la guerra, devastadora acción del hombre que supone con el paso de los siglos la señal que marca el rumbo de la historia, que no se cuenta muchas veces por los avances y la auténticamente humano, sino por las guerras y sus consecuencias. Hoy, que vivimos sumergidos en un crisis, que no nos impide disfrutar de ciertos lujos, nos preocupa porque nos afecta, pero ya antes de la crisis los niños eran usados como soldados, las guerras son basados en intereses económicos y políticos, ya antes de la crisis la gente se moría de hambre en África, o los niños no tienen acceso a la educación, o no hay acceso a servicios sanitarios. Y decimos cuando estamos indignados "esto es el tercer mundo". Pues se ve que no conocemos el tercer mundo. Ahora las lágrimas de la Madre al pie de la cruz se unen a las de tantas personas que no entienden de geopolítica, ni de macro economía, ni de prima de riesgo.
Hoy la Madre de Misericordia tiene sus ojos puestos en la cruz de su Hijo, y sus ojos destellan la esperanza de la que sabe que todo es nuevo. Sí, Madre, a ti te pedimos que nos concedas del Señor la Gracia de llevar el consuelo y la esperanza a los que están atados a la cruz. Misterio que solo el Resucitado puede darnos a comprender.
Mater dolorosa cúbrenos con el manto de tu ternura y danos el calor de tu corazón confiado en el amor del Padre.
Feliz día
Javier Alonso
A Franqueira
15-09-16
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