El Papa ha elegido la fecha del 8 de diciembre para iniciar el Jubileo por dos razones, una de carácter teológico y otra eclesial. La primera, ya lo comentaba ayer, porque en María, anunciada desde el comienzo de los tiempos, en que el hombre rompe con el pecado la relación con Dios, en María, se realiza la promesa de la Redención. Ella es la mujer nueva por la que se "canaliza" la misericordia de Dios que desea la salvación del hombre. Recordemos que en la liturgia de la solemnidad de la Inmaculada se lee el relato del pecado original y la promesa de Dios.
La segunda, y es en la que se centra el papa en el número 4 de la bula, es porque se cumplen 50 años de la clausura del Concilio Vaticano II. Ya Benedicto XVI nos invitó a tomar conciencia de la importancia de la reforma conciliar y de la necesidad de recuperar el frescor de sus documentos y su espíritu. Fue hace unos años, celebrando 50 años de su inicio y con el Año de la fe. Agora Francisco enlaza el concilio con esta época en la que vivimos a través de la "exigencia de hablar de Dios a los hombres de su tiempo en un modo más comprensible". Esto sigue siendo actual y lo será siempre. "Un nuevo compromiso, dice, para todos los cristianos de testimoniar con mayor entusiasmo y convicción la propia fe".
Trae a la memoria dos citas de los dos papas del Concilio , san Juan XXIII en el inicio en que nos recuerda que la Iglesia está llamada a usar "la medicina de la misericordia... como madre amable, benigna, paciente, llena de misericordia y de bondad para sus hijos". Y la segunda cita se refiere al beato Pablo VI quien al concluir el Concilio recordaba que "la historia del samaritano ha sido la pauta de la espiritualidad del concilio". No ha sido una asamblea de condena de los errores, sino, de apertura al Espíritu, de escucha de los tiempos, de respuesta evangélica, de conversión, de vuelta a lo esencial, de recuperar el impuso evangelizador, ... por eso actualmente también hablamos desde hace unos años de Nueva Evangelización, con nuevos métodos, nuevo ardor, con la alegría y acogiendo la conversión.
Es, por lo tanto, este jubileo, una llamada a la acción de gracias por la Iglesia, poniendo a María, Madre de Misericordia, como modelo de discipulado y evangelización, y un nuevo impulso evangelizador, con el perdón y la misericordia.
Nos recuerda Francisco que "toda la riqueza doctrinal del Concilio se vuelca en una ñunica dirección: servir al hombre. Al hombre en todas sus condiciones, en todas sus debilidades, en todas sus necesidades". (Pablo VI, 7-XII-1965)
Nosa Señora da Franqueira axúdanos a sermos máis Igrexa, sempre en reforma, sempre en desexo de renovación, sempre en bñusqueda da verdade e na vivencia da caridade.
Feliz día
Javier Alonso
A Franqueira
20-11-15
No hay comentarios:
Publicar un comentario