miércoles, 2 de diciembre de 2020

SALUD, COMPASIÓN, COMPARTIR, EUCARISTÍA


 Hola amigos y amigas.

Al final de este comentario tienes el texto del evangelio de este martes de la 1ª semana de adviento. 

1º: Adviento, espera. ¿A quién esperamos?. A Jesús, que nos acoge, escucha, comprende, sana y motiva nuestra alabanza pues descubrimos que todo viene de Dios

2º.- El itinerario del título es el que nos narra Mateo:
Salud que encuentran los que acuden a Jesús. Salud en todas las dimensiones. El sufrimiento de cada uno y de nuestros hermanos los ponemos "a los pies de Jesús". Tocando tierra, sintiendo y oliendo la humildad, el humus de nuestra limitación, de nuestra condición. Poner a los pies la fragilidad, la impotencia ante lo imposible, el reconocimiento de que él, sentado, a modo de maestro, de quien se sienta en el trono de la misericordia, derrama la salud, la santidad, la fuerza de su amor.

Compasión de todos. Tres días con él y se terminan los recursos. Jesús comparte lo que siente en su corazón por todos. Le duele el dolor de todos, pero prevé para el futuro. ¿Qué será de ellos? Pone una visión de futuro. Él nos pregunta ¿Qué vas a hacer tú ahora? ¿Qué puedes mover en tu vida para dejar que cada uno haga su vida? No pongas excusas ante lo difícil. Ante la respuesta de Jesús cada uno estamos llamados  a ver lo que tenemos. ¿Qué tienes tú para compartir?

Siete panes y unos peces. Pues vale. Piensa ¿Qué tienes? ¿Te parece poco? ¿Y lo vas a esconder? El pan de endurece si no se come, los peces no valen si no es para alimentar.

Y llega la Eucaristía, acción de gracias y compartir. Y todo llega a todos. Nada se tira.

3º.- La vida de fe no es un apartado inconexo de resto de nuestras decisiones, todo está bañado por la fe.
La fe es ser saludable, compasivo, generoso y Eucarístico y hacer de la vida Eucaristía.


Lectura del santo evangelio según san Mateo (15,29-37):

En aquel tiempo, Jesús, se dirigió al mar de Galilea, subió al monte y se sentó en él.

Acudió a él mucha gente llevando tullidos, ciegos, lisiados, sordomudos y muchos otros; los ponían a sus pies, y él los curaba.

La gente se admiraba al ver hablar a los mudos, sanos a los lisiados, andar a los tullidos y con vista a los ciegos, y daban gloria al Dios de Israel.

Jesús llamó a sus discípulos y les dijo:

«Siento compasión de la gente, porque llevan ya tres días conmigo y no tienen qué comer. Y no quiero despedirlos en ayunas, no sea que desfallezcan en el camino».

Los discípulos le dijeron:

«¿De dónde vamos a sacar en un despoblado panes suficientes para saciar a tanta gente?».

Jesús les dijo:

«¿Cuántos panes tenéis?».

Ellos contestaron:

«Siete y algunos peces».

Él mandó a la gente que se sentara en el suelo. Tomó los siete panes y los peces, pronunció la acción de gracias, los partió y los fue dando a los discípulos, y los discípulos a la gente.

Comieron todos hasta saciarse y recogieron las sobras: siete canastos llenos.



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