Seguimos avanzado en la reflexión y oración desde el testimonio de hombres y mujeres de fe que nos dejaron es sus testamentos espirituales una fuente de serenidad y paz frente al misterio de la muerte
DIA TERCERO
LA SENCILLEZ DE DAR GRACIAS POR TODO
Del Evangelio según San Mateo: (Mt 11,25)
«Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la
tierra, por haber ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes y
haberlas revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así lo has querido. Todo
me ha sido dado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo sino el Padre, así como
nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera
revelar.
La humildad es el camino que nos ayuda a reconocer
nuestra propia existencia. La vida adquiere su perfecto conocimiento en la
sencillez. Cuantas veces le estamos dando gracias a Dios por las cosas que
hacemos, los logros que conseguimos, los objetivos logrados, olvidándonos de lo
esencial, que El es el hacedor de todo. Al enfrentarnos a la muerte descubrimos nuestra propia
limitación, es la gran humillación del hombre. Por eso, el Hijo de Dios hecho
hombre, asume en sí la muerte, y muerte de cruz. El siendo igual a Dios se
humilló a si mismo. El se hace culpable, siendo inocente, para liberar a los
que estamos bajo el yugo del pecado; El se hace esclavo, para que nosotros
vivamos en la libertad de los hijos.
La vidente de Lourdes, Santa Bernardita Soubirous,
siempre se ve como última, la pobre enferma que en el convento “no vale para
nada”. Su muerte prematura, entre dolores y sufrimientos, es la llamada a vivir
la sencillez y la humildad. Su testamento nos descubre un alma transparente que
da gracias por todo, incluso lo que nos resultaría desagradable de aceptar.
Dejó escrito:
A ti,
Señor, que te humillaste hasta muerte, oramos diciendo:
Danos
un corazón humilde.
1
Cuando nos creemos
superiores a los demás.
2
Cuando nos rebelamos
a tu voluntad.
3
Cuando nos cuesta
aceptar los defectos.
4
Cuando nuestros
proyectos fracasan.
5
Cuando nos buscamos
a nosotros mismos.
6
Cuando no creemos en
la eternidad.
LA VIDA. Oración de
Teresa de Calcuta
La
vida
es una oportunidad, aprovéchala.
La
vida
es belleza, admírala.
La
vida
es beatitud, saboréala.
La
vida
es un sueño, hazlo realidad.
La
vida
es un reto, afróntalo.
La
vida
es un juego, juégalo.
La
vida
es preciosa, cuídala.
La
vida
es riqueza, consérvala.
La
vida
es un misterio, descúbrelo.
La
vida
es promesa, cúmplela.
La
vida
es amor, gózalo.
La
vida
es tristeza, supérala.
La
vida
es un himno, cántalo.
La
vida
es una tragedia, domínala.
La
vida
es aventura, vívela.
La
vida
es felicidad, merécela.
La
vida
es es vida, defiéndela.
RESPONSO
Sacerdote: -No te acuerdes, Señor,
de nuestros pecados.
R.-Cuando
vengas a juzgar al mundo
Sacerdote: -Señor,
Dios nuestro, dirige nuestros pasos en tu presencia.
R.-Cuando
vengas a juzgar al mundo
Sacerdote: -Dales,
Señor, el descanso eterno y brille para ellos la luz eterna
R.-Cuando
vengas a juzgar al mundo
Sacerdote: -Señor,
ten piedad
R.-Señor,
ten piedad.
Sacerdote: -Cristo,
ten piedad.
R.-Cristo,
ten piedad.
Sacerdote: -Señor,
ten piedad
R.-Señor,
ten piedad.
Todos:
Padre nuestro...
Sacerdote: -Libra,
Señor, sus almas
R.-De las penas del infierno
Sacerdote: -Descansen
en paz
R.-Amén
Sacerdote: -Jesús,
escucha nuestra oración
R.-Y llegue a ti nuestro clamor.
Sacerdote: -El
Señor esté con vosotros
R.-Y con tu espíritu
Sacerdote: Oremos: Te rogamos,
Señor, que absuelvas las almas de tus siervos difuntos de todo vínculo de
pecado, para que vivan en la gloria de la resurrección, entre tus santos y
elegidos. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén
Sacerdote: -Dales,
Señor, el descanso eterno
R.-Y brille para ellos la luz eterna
Sacerdote: -Descansen
en paz
R.-Amén
Sacerdote: -Sus
almas y las almas de todos los fieles difuntos, por la misericordia de Dios,
descansen en paz.
R.-Amén
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