Seguimos este camino de reflexión y oración
Tened mucho ánimo y poned vuestro empeño en llevar adelante el proyecto del amor de Dios
DIA SEGUNDO
LA VIDA DON DE DIOS. TODO ES GRACIA.
Del Libro del
Génesis: (Gen 1,7)
Entonces Dios
formó al hombre con polvo del suelo, e insufló en sus narices aliento de vida,
y resultó el hombre un ser viviente.
El pensamiento actual con respecto al hombre se encuentra en una
encrucijada: por un lado se ve con la grandeza del ser inteligente que llega a
lograr los más grandes avances, y por el otro, sigue siendo la criatura cruel
que parece que lleva todo a la destrucción. Es la grandeza y la miseria de
nuestra condición.
El creyente toma conciencia de que su vida es un don de Dios que
da vida. El barro con el que modeló a Adán es signo de nuestra pobreza, el
aliento que le da vida, pensamiento, sentimientos, es el Espíritu con que nos
define: imagen y semejanza suya.
El Papa San Pablo VI comienza su testamento espiritual dando
gracias por la vida y por la fe. Acojamos su testimonio:
Ante la muerte y la separación total y definitiva de la
vida presente, siento el deber de celebrar el don, la fortuna, la belleza el
destino de esta misma existencia fugaz: Señor, Te doy gracias porque me has
llamado a la vida, y más aun todavía, porque haciéndome cristiano me has
regenerado y destinado a la plenitud de la vida. Asimismo siento el deber de
dar gracias y bendecir a quien fue para mí transmisor de los dones de la vida
que me has concedido Tú, Señor: los que me han traído a la vida (¡sean benditos
mis Padres, tan dignos!), los que me han educado, amado, hecho bien, ayudado,
rodeado de buenos ejemplos, de cuidados, afectos, confianza, bondad, cortesía,
amistad, fidelidad, respeto. Contemplo lleno de agradecimiento las relaciones
naturales y espirituales que han dado origen, ayuda, consuelo y significado a
mi humilde existencia: ¡Cuántos dones, cuántas cosas hermosas y elevadas,
cuánta esperanza he recibido yo en este mundo! Ahora que la jornada llega al
crepúsculo y todo termina y se desvanece esta estupenda y dramática escena
temporal y terrena, ¿cómo agradecerte, Señor, después del don de la vida
natural, el don muy superior de la fe y de la gracia, en el que únicamente se
refugia al final mi ser? ¿Cómo celebrar dignamente tu bondad, Señor, porque
apenas entrado en este mundo, fui insertado en el mundo inefable de la Iglesia
católica? (30 de junio de 1965)
Nos has regalado,
Señor, la vida y la fe, por eso, con la confianza de hijos, presentamos
nuestras necesidades, diciendo:
Llénanos de tu Gracia, Señor.
1
En la tristeza y la desilusión.
2
En el egoísmo y el odio.
3
En los miedos e incertidumbres.
4
En las divisiones y enfrentamientos.
5
En las desganas y la pereza.
6
En las decisiones de la vida.
7
En el momento de la muerte.
Oración
por la Vida de Juan Pablo II
Oh María,
aurora del mundo nuevo,
Madre de los vivientes,
a Ti confiamos la causa de la vida:
mira, Madre, el número inmenso
de niños a quienes se impide nacer,
de pobres a quienes se hace difícil vivir,
de hombres y mujeres víctimas
de violencia inhumana,
de ancianos y enfermos muertos
a causa de la indiferencia
o de una presunta piedad.
Haz que quienes creen en tu Hijo
sepan anunciar con firmeza y amor
a los hombres de nuestro tiempo
el Evangelio de la vida.
Alcánzales la gracia de acogerlo
como don siempre nuevo,
la alegría de celebrarlo con gratitud
durante toda su existencia
y la valentía de testimoniarlo
con solícita constancia, para construir,
junto con todos los hombres de buena voluntad,
la civilización de la verdad y del amor,
para alabanza y gloria de Dios Creador
y amante de la vida.
RESPONSO
Sacerdote: -No te acuerdes, Señor,
de nuestros pecados.
R.-Cuando
vengas a juzgar al mundo
Sacerdote: -Señor,
Dios nuestro, dirige nuestros pasos en tu presencia.
R.-Cuando
vengas a juzgar al mundo
Sacerdote: -Dales,
Señor, el descanso eterno y brille para ellos la luz eterna
R.-Cuando
vengas a juzgar al mundo
Sacerdote: -Señor,
ten piedad
R.-Señor,
ten piedad.
Sacerdote: -Cristo,
ten piedad.
R.-Cristo,
ten piedad.
Sacerdote: -Señor,
ten piedad
R.-Señor,
ten piedad.
Todos:
Padre nuestro...
Sacerdote: -Libra,
Señor, sus almas
R.-De las penas del infierno
Sacerdote: -Descansen
en paz
R.-Amén
Sacerdote: -Jesús,
escucha nuestra oración
R.-Y llegue a ti nuestro clamor.
Sacerdote: -El
Señor esté con vosotros
R.-Y con tu espíritu
Sacerdote: Oremos: Te rogamos,
Señor, que absuelvas las almas de tus siervos difuntos de todo vínculo de
pecado, para que vivan en la gloria de la resurrección, entre tus santos y
elegidos. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén
Sacerdote: -Dales,
Señor, el descanso eterno
R.-Y brille para ellos la luz eterna
Sacerdote: -Descansen
en paz
R.-Amén
Sacerdote: -Sus
almas y las almas de todos los fieles difuntos, por la misericordia de Dios,
descansen en paz.
R.-Amén
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