Hoy comenzamos la celebración de los nueve días de reflexión y oración que nos preparan al Solemne funeral en sufragio por los fieles difuntos. Lo que habitualmente conocemos como Acto de Ánimas. Vamos a seguir los textos preparados hace unos años con motivo del Año de la Fe y que recogen la experiencia de nueve grandes testigos de la fe. Con la lectura de sus testamentos espirituales veremos como cada uno asume con la serenidad de la fe el misterio de la muerte y el final de la peregrinación de la vida.
Cada día tiene una lectura de la Palabra de Dios, un texto de un santo o santa, unas preces y el responso final.
DIA PRIMERO
ESTAR PREPARADOS PARA LA MUERTE
Del Evangelio de
San Mateo: (Mt. 24, 42-44)
«Velad, pues,
porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor. Entendedlo bien: si el dueño de
casa supiese a qué hora de la noche iba a venir el ladrón, estaría en vela y no
permitiría que le horadasen su casa. Por eso, también vosotros estad
preparados,
porque en el
momento que no penséis, vendrá el Hijo del hombre.
Desde muy pequeños nos van educando para muchas cosas. Vamos
adquiriendo no solo los conocimientos de las cosas, sino, sobre todo, las
actitudes. Nos preparan para la vida. ¿Estamos preparados para la muerte? El
cristiano sabe y reconoce la grandeza de la vida que procede de Dios y por eso,
desde el agradecimiento, no ve la muerte como un “trauma” a pesar del
sufrimiento que conlleva, sino sobre todo, el paso para el encuentro.
San Juan Pablo II comienza su testamento espiritual con esa
absoluta libertad de ponerse en las manos del Señor y encomendarse a la
protección de la Virgen. Que sus palabras nos ayuden a estar siempre
preparados.
"Velad, pues, porque no sabéis qué día vendrá
vuestro Señor". Estas palabras me recuerdan la última llamada, que llegará
en el momento en el que quiera el Señor. Deseo seguirle y deseo que todo lo que
forma parte de mi vida terrena me prepare para ese momento. No sé cuándo
llegará, pero al igual que todo, pongo también ese momento en las manos de la
Madre de mi Maestro: "Totus tuus". En estas mismas manos
maternales lo dejo todo y a todos aquellos a los que me ha unido mi vida y mi
vocación. En estas manos dejo sobre todo a la Iglesia, así como a mi nación y a
toda la humanidad. Doy las gracias a todos. A todos les pido perdón. Pido
también oraciones para que la misericordia de Dios se muestre más grande que mi
debilidad e indignidad. (Juan Pablo II 6 de marzo de 1979).
A Dios, dueño de todo, Señor del tiempo y de la historia, que nos hace partícipes de la Historia salvadora, elevamos nuestra plegaria diciendo:
Haznos conscientes de nuestro tiempo.
- Para
que los niños reciban los cuidados necesarios para crecer en el amor.
- Para
que los jóvenes acojan el proyecto de Dios y respondan a su llamada.
- Para
que las familias dediquen tiempo al diálogo y al encuentro.
- Para
que los ancianos y enfermos vivan su limitación y sufrimiento como un
momento de encuentro con el Señor en la oración.
- Para
que a nadie le falte lo necesario para vivir.
- Para
que estemos cerca del que sufre.
- Para
que nuestros difuntos vivan la plenitud de la vida.
Decálogo para la vida de Juan XXIII
1. Sólo por hoy trataré de vivir exclusivamente el
día, sin querer resolver el problema de mi vida todo de una vez.
2. Sólo por hoy tendré el máximo cuidado de mi
aspecto, cortés en mis maneras, no criticaré a nadie y no pretenderé mejorar o
disciplinar a nadie sino a mí mismo.
3. Sólo por hoy seré feliz en la certeza de que he
sido creado para la felicidad, no sólo en el otro mundo, sino también en este.
4. Sólo por hoy me adaptaré a las circunstancias,
sin pretender que todas las circunstancias se adapten a mis deseos.
5. Sólo por hoy dedicaré diez minutos de mi tiempo
a una buena lectura, recordando que, como el alimento es necesario para la vida
del cuerpo, así la buena lectura es necesaria para la vida del alma.
6. Sólo por hoy haré una buena acción y no lo diré
a nadie.
7. Sólo por hoy haré por lo menos una sola cosa que
no deseo hacer, y si me sintiera ofendido en mis sentimientos, procuraré que
nadie se entere.
8. Sólo por hoy me haré un programa detallado.
Quizá no lo cumpliré a cabalidad, pero lo redactaré y me guardaré de dos
calamidades: la prisa y la indecisión.
9. Sólo por hoy creeré aunque las circunstancias
demuestren lo contrario, que la buena providencia de Dios se ocupa de mí como
si nadie más existiera en el mundo.
10. Sólo por hoy no tendré temores. De manera particular no tendré miedo de gozar de lo que es bello y creer en la bondad.
RESPONSO
Sacerdote: -No te acuerdes, Señor,
de nuestros pecados.
R.-Cuando
vengas a juzgar al mundo
Sacerdote: -Señor,
Dios nuestro, dirige nuestros pasos en tu presencia.
R.-Cuando
vengas a juzgar al mundo
Sacerdote: -Dales,
Señor, el descanso eterno y brille para ellos la luz eterna
R.-Cuando
vengas a juzgar al mundo
Sacerdote: -Señor,
ten piedad
R.-Señor,
ten piedad.
Sacerdote: -Cristo,
ten piedad.
R.-Cristo,
ten piedad.
Sacerdote: -Señor,
ten piedad
R.-Señor,
ten piedad.
Todos:
Padre nuestro...
Sacerdote: -Libra,
Señor, sus almas
R.-De las penas del infierno
Sacerdote: -Descansen
en paz
R.-Amén
Sacerdote: -Jesús,
escucha nuestra oración
R.-Y llegue a ti nuestro clamor.
Sacerdote: -El
Señor esté con vosotros
R.-Y con tu espíritu
Sacerdote: Oremos: Te rogamos,
Señor, que absuelvas las almas de tus siervos difuntos de todo vínculo de
pecado, para que vivan en la gloria de la resurrección, entre tus santos y
elegidos. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén
Sacerdote: -Dales,
Señor, el descanso eterno
R.-Y brille para ellos la luz eterna
Sacerdote: -Descansen
en paz
R.-Amén
Sacerdote: -Sus
almas y las almas de todos los fieles difuntos, por la misericordia de Dios,
descansen en paz.
R.-Amén
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