" Caracol, caracol, saca tus cuernos al sol"
Cantábamos sorprendidos viendo como salía de su pequeña casa un pequeño animal ante el que nos quedamos absortos. Ayer casi se queda debajo de mi pie uno de estos caracoles. Y no lucía el sol ni el ambiente está caliente. Todo lo contrario. Refresca y llueve. Y es que la humedad les hace salir en busca de su alimento. Y ahí está. Parece indiferente a todo lo que le rodea, que es inmensamente mayor que él. Y lo que a mis ojos son cuatro pasos, para él es un reto que le lleva horas. Y lo hace con lentitud, pero con la constancia de quien el tiempo no es un absoluto, la vida un aquí y ahora, lo inmenso parece accesible.
Y hoy, este pequeño amigo, entra en tu casa a través de una fotografía, que no es ni una heroicidad, ni tampoco la resolución de los grandes misterios, ni marcará el destino del mundo. Una instantánea que, desde su anonimato, lo convertirá en medio de reflexión, de encuentro con uno mismo, de llamada a lo concreto de nuestro ser. Cargado con su casa, con lo que le defiende y protege, y quizás de lo que se convierte en una carga, eleva sus pequeños ojos y posiblemente ni se imagina que un ser como el mío pueda ser una amenaza para su existencia. Y así, también somos nosotros.
Hoy, este pequeño caracol, sigue en silencio su camino.
Xabier Alonso
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