lunes, 20 de julio de 2020

RESISTENCIA, RESILIENCIA, RESURRECCIÓN

Resistencia, resiliencia, resurrección.

Queda en la memoria colectiva, algunos manifestando el cansancio, el canto balconiano del dúo más escuchado en este 2020. Y es que en pocas semanas lo que era el himno de una nación confinada, pasó a ser la canción olvidada. En la sociedad gaseosa todo se esfuma, o mas bien de evapora. Un himno para recrear nuevas actitudes fue la escusa de unas fiestas que, anunciadas a bombo y platillo por los medios, eran la excusa ideada para "olvidar" por un momento el drama de la puerta de al lado. No nos gustan las malas noticias, aunque tangamos el cerebro lleno de imágenes crueles de entretenimiento salido de la industria cinematográfica que en menos que canta un gallo salen violentas batallas de espadas o pistolas, sangre y dolor que son consumo de sofá. 
Estábamos en esas de resistir, porque para muchos no fue fácil. Y el temor venía de como salimos de ésta. Y se pasa al segundo plano, que ya lo ha declarado la Comisión Europea como un trabajo de resiliencia. Un término al que llevaba yo tiempo dándole vuelvas. ¿Cómo nos vamos a recuperar? Pero mi inquietud no está solo en una cuestión, como vemos, en la recuperación económica, sino, en recuperar lo que habíamos perdido antes de comenzar la pandemia.
Las preguntas se amontonan en mi cabeza ¿podremos ser una sociedad madura, responsable y solidaria? Por lo que vimos durante las semanas de encierro, podría ser. Pero hoy ¿pienso lo mismo?
Lo decía en clave de humor una persona. Si vienes a hacer turismo no hace falta el test, pero si vienes en patera, te lo hacen al momento. ¿Han crecido las desconfianzas sociales? Porque, ¿solo levanta le economía el turista de billetera?, ¿no lo hacen también los temporeros?
La resiliencia es la capacidad de afrontar la adversidad. Es la capacidad de recuperarse después de una experiencia traumática. Sí, está claro. Pero, ¿quién nos ayuda a recuperarnos?
Volver a nacer. 
Creo que sería más adecuado desarrollar la capacidad de nacer a una realidad nueva. Saber abandonar lo que nos anula humanamente y descubrir las capacidades humanizadoras que están en nuestro interior. Impulsar el encuentro de escucha y acompañamiento, desterrar el orgullo y la prepotencia de una sociedad tecnológica y virtual. Renacer a una participación cocreadora de un hogar común que necesitamos cuidar. Restablecer los vínculos que el aislamiento individualista y egoísta nos va robando. Asumir con sencillez y con capacidad adulta las responsabilidades. Resucitar la auténtica alegría. 
Esta mañana he tenido que caminar por la cuidad, observaba las miradas, y los rostros detrás de las mascarillas. Y veía terrazas con personas sentadas con su cañita. Pero, oh sorpresa!! Rostros fijos en las pantallas del móvil, sentados unos junto a otros, en silencio. Y pensaba. Tiempo perdido.
Quiero, deseo, espero, morir a lo que no da vida. Y por favor, Señor, sácame del sepulcro.
Porque ya ha pasado la resistencia, se camina en resiliencia, pero, en realidad, deseo que resucitemos.

Xabier Alonso

No hay comentarios:

Publicar un comentario