miércoles, 30 de septiembre de 2015

ADELANTE



"El que echa mano al arado y sigue mirando atrás no vale para el Reino de los cielos". Esta palabra con la que concluye el Evangelio de hoy es una nueva invitación a tener la mirada puesta en el Señor. Él va delante, es el que vive en la libertad absoluta de la pobreza evangélica "no tiene donde  reclinar la cabeza", es acogido por los hombres y habita en todos. La libertad de abandonarse en los brazos del Padre providente que cuida de sus hijos. Él es el que abandona el hogar, su madre, viuda, acepta tener que participar en la misión de su Hijo y lo hará valientemente al pie de la cruz, lo hará uniendo a los apóstoles. Jesús nos enseña a no poner nuestros ojos en los sepulcros, sino, en ser mensajeros del Reino.
Así poner la mano en el arado y mirar atrás tiene varios riesgos: 
Estar viendo lo realizado con el orgullo de que ya lo he hecho todo, creer que ya está todo sembrado, esperar recibir los frutos inmediatamente. Y, la participación en la misión de Jesús significa colaborar en la siembra de la Palabra, y, es el Espíritu el que fortalece y ya vendrá el fruto.
Mirar atrás es perder la perspectiva de futuro, no saber lo bueno que me queda por delante, dejar el arado a su suerte y no trazar los surcos con firmeza y bien hechos. No poner la vista al frente corre el peligro de desviarse de la ruta, sembrar en otros campos, o salirme de lugar.
Jesús espera que echemos manos al arado, trabajadores del Reino, fuertes en la tarea, atrevidos a todo, sin ver los riesgos porque "de que le vale a uno ganar el mundo entero si se pierde a si mismo?"

Nosa Señora da Franqueira, axúdanos a seguir na tarefa que o teu Fillo nos ten encomendado. Ti camiñas no medio de nós no teu carro de labrega axuda que non deixemos a sementeira do amor do Señor.

Feliz día
Javier Alonso
A Franqueira
30-09-15

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