PESCADOR- PASTOR
El 24 de noviembre del año pasado, el Papa Francisco, firmó el último de sus grandes documentos. Titulado "Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión" es el resultado del trabajo sinodal que se ha desarrollado a lo largo de los últimos años. El Papa recoge el documento final de los padres y madres sinodales y lo hace suyo. Es una belleza. Rezuma vida y esperanza por todas partes, impulsa retos y nos sitúa en una mirada de futuro. Los textos del evangelio para iniciar cada capítulo son textos de resurrección. Es impresionante la conexión que realiza en su interior para llamarnos a una conversión personal y pastoral.
Pero, además de poner un punto en mi recuerdo del papa Francisco, es que la parte central y que nos llama a una nueva mirada de la acción de la comunidad cristiana es el que hoy escuchamos en la liturgia del domingo. Jesús se aparece a sus apóstoles en la orilla del lago. Está resucitado y les espera después de una noche infructífera de pesca. Es muy difícil de asimilar que estando toda la noche bregando no tengas resultado. Esta barca en la que Pedro tiene un protagonismo especial, es la Iglesia en la que vamos todos juntos y que nos impulsa a una conversión de las relaciones. Respondemos a que decimos de nosotros mismos como Iglesia, como es nuestra mirada en un mundo distante y diverso. Una comunidad diversa, en personas y vocaciones y carismas, pero en una misma misión. Una Iglesia formada por ministros ordenados, al servicio de la comunidad, laicos y consagrados, que tenemos nuestro origen común y nuestra primera misión en el bautismo. Una barca para navegar juntos.
Echad las redes. Es la propuesta de Jesús resucitado. es el momento de analizar como realizamos la misión, cuales son las herramientas, los procesos de trabajo evangelizador. Cual es el estilo de Iglesia en los medios que utiliza, como vive la transparencia. Como asumimos los cambios culturales y afrontamos la tarea. Pescar no es fácil, pero discernamos como pescamos.
Otra parte del documento comienza con la escena que continúa el evangelio cuando la pesca es sobreabundante y la red no se rompe, 153 peces grandes, que significa toda la humanidad, y toda la Iglesia. Necesitamos para realizar la misión del evangelio, tener una mirada de comunión a la comunidad local y universal que está insertada en el mundo. Un mundo complejo complejo y que se define en un territorio y una cultura, pero que no debe ser obstáculo sino descubrimiento de la riqueza de ser llamados a la unidad. Una comunidad que peregrina con este mundo en proceso y cambio.
Me parece providencial que el Señor nos regale este texto del domingo justo entre el fallecimiento de Francisco y el cónclave, porque justo nos relata el diálogo de Jesús y Pedro, ¿Me amas? le pregunta tres veces, Señor tú sabes que te quiero, apacienta mis ovejas. Y al final le dice SIGUEME. Fantástico. Que podamos vivir este domingo con esta Palabra. Es Pedro, el pescador, que se abre y convierte, nace de nuevo después de haber negado al Señor, y ahora asume la misión del pastoreos. Recordad que este nombre Yo soy el Buen pastor, es la identidad del mismo Cristo. Ahora Pedro, es vicario, realiza la misión de guiar y confirmar en la fe a los hermanos. Es la misión del que será el sucesor 267 de Pedro. Ya estamos en disposición de acoger al que Dios tiene preparado y le llama a ser Obispo de Roma, vínculo de unidad que nos animará a seguir bregando por estos mares.
Necesitamos a Jesús en el mismo Papá. Jesús tú sabes su nombre, conviértelo para que guíe a tu pueblo
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