MATERNIDAD EN EL ESPÍRITU
Lo primero, que ya lo comenté en el mensaje de antes, la frescura y fuerza del mensaje de León XIV poniendo el énfasis en la Paz que procede del Señor Resucitado. Paz, que se genera en una triple fuente: fe, esperanza y caridad, pues en estas tres virtudes se despliega el don maravilloso del mismo Dios que se nos hace donación de si mismo. El es el que abre caminos de encuentro confiado y se desvela en su misterio, ¡como no confiar en quien revela sus secretos más íntimos y nos habla desde el corazón!. Es el que nos abre la mirada de futuro, en que él es garantía de la promesa que supera toda expectativa humana ¡como no aceptar un camino de eternidad, de vida, de superación por encima de nuestras capacidades! El es quien nos abre a la verdadera identidad de la persona humana, ser amado en el amor pleno, ser cuidado en un camino de fraternidad ¡como no acoger y aceptar a quien nos ama sin límites!
Por esto, la paz , la concordia, la fraternidad, la solidaridad, la comunicación, y por supuesto la fe, la esperanza, la caridad y la que engendra es la Iglesia, son términos femeninos, y son el resultado de la maternidad divina, RUAH, el Espíritu, que en lengua hebrea es femenino. Y es que Dios, por su maternidad tiene entrañas de misericordia que engendran compasión, bondad, empatía, sinceridad, verdad... Y María, Madre, de Dios y de la Iglesia es el mejor signo de esta donación que da vida, que abre la vida en la esperanza.
Hoy os dejo este cuadro de Jean Restout (1692-1768). Pintor francés. Este cuadro Pentecostés,1732 que se conserva en el museo del Louvre, nos muestra a María en el centro dela escena, unida a un altar, rodeada de las mujeres y a su alrededor los apóstoles. Muy sugerente.
Somos engendrados, nos regalan la vida, ¡que maravilloso regalo! Vida, fe, caridad que crecen en el camino de la esperanza.
Buen comentario.
ResponderEliminar