sábado, 27 de abril de 2024

VINO NUEVO DE CEPAS DE AMOR

 

Cuando alguien nos comunica que se encuentra en un momento duro de la vida a causa de una enfermedad, un problema de trabajo, una crisis familiar o una mala gestión económica le animamos con el deseo de que lo pueda superar con rapidez, ánimo y llegar a buen puerto. Lo malo queremos descartarlo al instante, aunque somos conscientes de que hay situaciones que necesitan su tiempo, o paciencia para resolverlos. Además, desde la fe, infundimos un hálito de fortaleza diciendo que nos unimos solidariamente desde la oración, poniendo a Dios como garante de esa confianza de quien nos acompaña.

Por otro lado, desde la experiencia, establecemos los vínculos afectivos y existenciales, en todas las dimensiones, de lo que es bueno para nosotros y los demás como son el amor, el progreso en el trabajo, la unidad familiar, la seguridad económica o la concordia de la amistad con el deseo de que permanezcan. No hablo de lo que es fruto únicamente de nuestro esfuerzo y empeño, sino, que lo verdaderamente bueno y fortalecedor nace de la gratuidad de lo que nos es donado: el amor de la pareja, la unidad familiar, la satisfacción de un trabajo bien compensado, la amistad auténtica. Nos decimos "te amo eternamente" conscientes que no estamos capacitados de entregar algo para la eternidad, pero no queremos que se pierda. 

Jesús nos muestra ese amor permanente que nace de su origen divino, que no se mancilla ni se pierde, que no mengua ni desaparece, aunque nosotros no seamos conscientes de su grandeza. Permaneced en mi amor, que nos dice Jesús, es una llamada a no abandonar en un cofre escondido este tesoro de Gracia que nos regala. Sin este amor, gratuito y total, desentendido y pleno, es el que consigue que alcancemos en nosotros un atisbo de belleza que nos hará disfrutar de lo grandioso a lo que somos llamados. 

De la misma forma que la permanencia no se cuenta solo con el paso de los años, que también es importante en una sociedad volátil que permite el trasiego de afectos bamboleando de un lado para otro sin ton ni son; se ennoblece en la calidad de la respuesta que vayamos dando cada día al vínculo de compromiso que el Señor hace por nosotros, que selló con su sacrificio por amor desterrando todo mal que pueda invadir las aguas fecundas de nuestro corazón y logrando, con el poder de su Espíritu, que descubramos cada día el gozo de ser y sentirnos amados. La santidad se forja cada día en la permanencia fiel que crea la constancia, que nos impulsa a profundizar en la relación, en abrirnos sinceramente y, permitir, con serenidad, que destierre con la poda del viñador, lo que nos resta vitalidad e impide dar frutos de amor. 

Permaneciendo en Jesús dejamos que el primer fruto sea ir madurando, ser auténticos, viña de calidad y denominación de origen, que de sabor y calidad en la mesa del Reino. Son muchos que beben el vino amargo del dolor, el vinagre del sufrimiento, el vino insípido de la soledad, la uva empodrecida de la corrupción. Llévales a la mesa de los pobres el VINO NUEVO que se forja en las cepas cuidadas de la Iglesia, que cuida el viñador y da alegría al mundo.

Permaneced en el amor.

Xabier Alonso 

abril 2024

1 comentario: