jueves, 2 de junio de 2022

6º día de novena SOMOS HERMANOS


 Esta tarde nos reunimos en oración las parroquias de Franqueira, Prado da Canda y Lamosa. Es una oportunidad para encontrarnos en el santuario, vernos una vez más a los ojos y esbozar un gracias confiado. Hoy tendremos la ocasión de rezar por la paz. Lo hacemos conscientes de que muchas veces el corazón está dividido, nos conduce por caminos que alejan del amor y nos impiden realizar el proyecto de Dios. Nuestra alternativa es unirnos. Unirnos en un abrazo de comunión que nace la paz que derrama el Espíritu.

Somos parroquias distintas y que hemos sido marcados por una historia muy local, pero ¿qué sería de cada comunidad sin el referente de fe y esperanza que nos da reunirnos como peregrinos? Esto nos lo concede cada año el camino de A Franqueira. Os dejo como recuerdo esta foto que tenéis en este comentario. Es una página de la Revista Vida Gallega. En un número de 1911 entre las fotografías que ilustran un reportaje sobre el Santuario dejan la instantánea de la subida por el Camino Real de una de las peregrinaciones de Pascuillas. Con la misma liturgia que se conserva a día de hoy, ascienden por el empedrado que sube desde Cebreiro, la cruz parroquial, los pendones y las imágenes de la Virgen. Si os fijáis, el comentario escrito, ahonda en el origen de la devoción mariana situando en la época visigoda. Así es que en su nacimiento, la devoción que aquí revivimos procede del reinado suevo, con su nombre Franqueira, lugar de "Franqueza", país libre. Y esto me sugiere para compartiros, ¡cuánto necesitamos la franqueza, la libertad que nos ofrece ser veraces, vivir en la verdad! Pues Jesús nos lo dice "la verdad os hará libres". Y es que en un mundo tan llena de mentiras y postureo, de escenificaciones baladíes, de parodias y sentimentalismos baratos, conviene descubrir que cada uno estamos llamados a vivir en la verdad.

Esta tarde de novena os llamo, hermanos y hermanas, a que no nos encerremos en castillos de miedos y egoísmos que nos impiden ver en el rostro de la otra persona a un hermano. En el reconocimiento del otro como presencia de la acción amorosa de Dios podremos abrir los brazos y abrazarnos para dejar que el Espíritu produzca en nuestra vida el fruto grandioso de la paz.

Xabier Alonso

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