sábado, 13 de febrero de 2021

TÓCAME, POR FAVOR


 A punto de iniciar el tiempo cuaresmal seguimos recibiendo el regalo de la Buena Noticia de este domingo. Las semanas anteriores, y no olvidemos que aún estamos en le capítulo 1º de Marcos, Jesús nos ofrece:

La llamada a los primeros discípulos. Pedro, Andrés, Santiago y Juan en el ambiente cotidiano del trabajo. Ellos son los testigos privilegiados de estos inicios sorprendentes del Reino.

La liberación del mal del mal de un hombre en la sinagoga de Cafarnaúm. En el ambiente del culto, donde se escucha la Palabra revelada, Jesús pone en el centro al hombre víctima del mal para darle la auténtica libertad.

El domingo pasado contemplamos como entraba en le ambiente familiar. Llegaba hasta la habitación donde yacía postrada la suegra de Pedro. La toma de la mano y esta mujer se incorpora al dinamismo de la Gracia, es levantada para servir, a lo que somos todos llamados desde el bautismo.

Hoy, Jesús, se contamina de la enfermedad para sanar. Me explico.

El leproso no solo padece una enfermedad mortal, sino que tiene que soportar que nadie le socorrerá. Es expulsado. No existe una estructura social que sea capaz de compadecerse de un leproso dándole cobijo, auxilio, consuelo y salud. Lo único que puede esperar es la compasión de Dios. Que este hombre acuda a Jesús ya es un reconocimiento, no solo de quien tiene un corazón compasivo, sino, el Hijo de Dios que podrá sanarle y reincorporarlo a la sociedad. Pero el gesto de tocar a este enfermo es para Jesús el haber tenido contacto con un leproso, y esto supone, tener que abandonar todo contacto civil, por esto sale de las poblaciones. 

Veamos ahora el texto desde la dos perspectivas.

Desde el leproso. Yo necesito ser sanado de mis enfermedades, de mi pecado, de mi mal. Y además, reconozcamos, el mal es muy contagioso, creo que es el peor "virus" que podemos tener. El pecado nos excluye de la relación con nosotros mismo, con los demás, con la creación y con el Padre Bueno. Desde esa condición solo Dios me puede salvar, solo El puede limpiar mi vida.

Desde Jesús. No es excluyente. Acoge el lamento, el dolor, interior y exterior. Sabe de que barro estamos hechos, y el se embarra, se hace frágil, se hace nada (se anonada) para hacernos, por su Pascua, auténticos hijos e hijas.

Tócame por favor, Señor, abraza mi ser, hazme tuyo y en ti.
Limpia mi ser y mi vida en tu amor.
Y concédenos no tener miedo a tocar las heridas supurantes de los hombres y mujeres.
Danos un corazón abierto y sincero, sin acepciones ni exclusivismos, sin miramientos.
Que no expulsemos a nadie de nuestra vida y no tengamos miedo a que nos expulsen por hacer el bien.

Feliz domingo
Xabier Alonso

Lectura del santo evangelio según san Marcos (1,40-45):

En aquel tiempo, se acercó a Jesús un leproso, suplicándole de rodillas: «Si quieres, puedes limpiarme.»

Sintiendo lástima, extendió la mano y lo tocó, diciendo: «Quiero: queda limpio.»

La lepra se le quitó inmediatamente, y quedó limpio.

Él lo despidió, encargándole severamente: «No se lo digas a nadie; pero, para que conste, ve a presentarte al sacerdote y ofrece por tu purificación lo que mandó Moisés.»

Pero, cuando se fue, empezó a divulgar el hecho con grandes ponderaciones, de modo que Jesús ya no podía entrar abiertamente en ningún pueblo, se quedaba fuera, en descampado; y aun así acudían a él de todas partes

1 comentario:

  1. Acoger la Gracia de dejarnos tocar por Jesus y dejarnos ayudar por -los hermanos

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