domingo, 21 de febrero de 2021

EMPUJADOS AL DESIERTO, MENSAJEROS DEL EVANGELIO

 


Hemos comenzado la cuaresma. Una nueva oportunidad para que el Señor nos lleve al desierto y nos hable al corazón. Hoy leemos el texto de san Marcos. Breve, conciso y directo.

Tres aspectos

1.- El lugar: el desierto. Con esa doble mirada: es empujado por el Espíritu y se deja tentar por Satanás. Y también otros personajes secundarios: las alimañas y los ángeles.
Atrévete a entrar en este desierto. Es vital. Siente la fuerza del Espíritu, no eres tú el que deseas hacer cuaresma, es el Señor quien te empuja. El sabe que tienes miedo, porque podemos perecer. Entra, y deja que el mal deje al desnudo la realidad más cruda. 

2.- ¿Quién nos defiende? Es el Señor.
A quien se empeña en vivir a fondo el amor de Dios, a descubrirle en su vida, a dejarse renacer en su paternidad-maternidad, a ése, el Tentador lo asedia con fuerza. Cuantas veces crecen las dudas, nacen las inseguridades interiores, vienen las frustraciones, se adueña la tristeza, invade el cansancio. Te preguntas ¿para qué? y te dice el tentador, no te compliques la vida.
El amor debe ser purificado en la prueba, fortalecido en las dificultades.
Y le dices, con toda el alma: no nos dejes caer en la tentación

3.- Y Jesús va a Galilea. Allí comenzará todo, aquí, en la Galilea de los gentiles, en las periferias del reino, en medio de los que buscan, se sienten también inquietos, los que a veces les convencen que no tienen más futuro que ser el engranaje de un imperio. Y el grito de Jesús es la llamada a la conversión. Cambia tu versión, esto es, pon otra mirada a tu vida. Por la mirada del amor del Padre. Da un giro, mira a los lados, atrás, arriba y abajo, mira adelante. Porque la conversión es para la escucha, para la alianza, para el encuentro, para la verdad y la vida.
Cambia el rumbo y por la mirada en el final de este camino para ver la cruz pascual.

Feliz domingo
Xabier Alonso


Lectura del santo evangelio según san Marcos (1,12-15):

En aquel tiempo, el Espíritu empujó a Jesús al desierto. Se quedó en el desierto cuarenta días, dejándose tentar por Satanás; vivía entre alimañas, y los ángeles le servían. Cuando arrestaron a Juan, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios.

Decía: «Se ha cumplido el plazo, está cerca el reino de Dios: convertíos y creed en el Evangelio.»

Palabra del Señor


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