domingo, 11 de agosto de 2019

UN TESORO


Si el domingo pasado la llamada a no estar sometidos a los bienes. Hoy nos previene, desde la confianza, a dar un paso más, la generosidad. El tesoro donde está nuestro corazón es la bondad y la belleza, la verdad y la justicia del Señor que podamos hacer partícipes a través de nuestra vida santa. Leamos con serena calma este texto de hoy. Tu tesoro, tu corazón no son para dejar que se apolillen y se estropeen, son para compartir gozosamente con los hermanos y hermanas. Estemos atentos, el Señor viene, no embotemos la mente y no pongamos nuestros proyectos en lo superfluo, la oportunidad está en anticipar el gozo del cielo. 
Hoy, domingo, tengo la oportunidad de compartir mi corazón, mi tesoro de la fe, la alegría del Señor con los demás. Queda una nueva semana por delante ¿cómo la voy a vivir? ¿dónde pongo los acentos de lo que quiero hacer? ¿con quien voy a compartir cada día? ¿a quien voy a cuidar con mi cercanía, la escucha, el abrazo? ¿como me dejo cuidar?
Tenemos este tesoro en vasijas de barro, frágil, pero inmensamente precioso

feliz domingo 
Xabier Alonso



Lectura del santo evangelio según san Lucas (12,32-48):


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«No temas, pequeño rebaño, porque vuestro Padre ha tenido a bien daros el reino.
Vended vuestros bienes y dad limosna; haceos bolsas que no se estropeen, y un tesoro inagotable en el cielo, adonde no se acercan los ladrones ni roe la polilla. Porque donde está vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.
Tened ceñida vuestra cintura y encendidas las lámparas. Vosotros estad como los hombres que aguardan a que su señor vuelva de la boda, para abrirle apenas venga y llame.
Bienaventurados aquellos criados a quienes el señor, al llegar, los encuentre en vela; en verdad os digo que se ceñirá, los hará sentar a la mesa y, acercándose, les irá sirviendo.
Y, si llega a la segunda vigilia o a la tercera y los encuentra así, bienaventurados ellos.
Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora viene el ladrón, velaría y no le dejaría abrir un boquete en casa.
Lo mismo vosotros, estad preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre».
Pedro le dijo:
«Señor, ¿dices esta parábola por nosotros o por todos?».
Y el Señor dijo:
«¿Quién es el administrador fiel y prudente a quien el señor pondrá al frente de su servidumbre para que reparta la ración de alimento a sus horas?
Bienaventurado aquel criado a quien su señor, al llegar, lo encuentre portándose así. En verdad os digo que lo pondrá al frente de todos sus bienes.
Pero si aquel criado dijere para sus adentros: “Mi señor tarda en llegar”, y empieza a pegarles a los criados y criadas, a comer y beber y emborracharse, vendrá el señor de ese criado el día que no espera y a la hora que no sabe y lo castigará con rigor, y le hará compartir la suerte de los que no son fieles.
El criado que, conociendo la voluntad de su señor, no se prepara ni obra de acuerdo con su voluntad, recibirá muchos azotes; pero el que, sin conocerla, ha hecho algo digno de azotes, recibirá menos.
Al que mucho se le dio, mucho se le reclamará; al que mucho se le confió, más aún se le pedirá».



Palabra del Señor




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