sábado, 13 de febrero de 2016

CUARESMA: ENTRAR EN DESIERTO



Pocas veces he tenido la oportunidad de estar en un desierto. Una de ellas fue en Tierra Santa y fue impresionante. Entrar en desierto no es ir de paseo, no es estar en un lugar exótico, entrar en desierto es adentrarse en la sequedad de la propia vida. Entrar en desierto es atreverse a hacer silencio. Es arriesgarse a enfrentarse a la propia existencia. Es entrar en el despojo, el abandono, la pérdida de lo que consideramos necesario, para quedarnos con lo imprescindible acabando solo con lo realmente válido. Entrar en desierto no es por uno mismo sino por el deseo infundido por el Espíritu de tocar el cielo con la tierra, sentir en las entrañas la fuerza de la tentación. 
La cuaresma es desierto. Un desierto de liberación. Por el desierto caminó el pueblo hebreo hacia la tierra que "mana leche y miel". Pero por el camino sintió hambre, tentó a Dios, se rebeló por no tener de beber, cayó bajo los pies de un becerro de oro para adorarlo, y, finalmente el desierto le purificó. Dejó atrás lo impropio del pueblo de Dios, y, renovados pudieron entrar en la tierra prometida.
Atrévete a entrar en este desierto cuaresmal de libertad y de vida.
Nosa Señora da Franqueira Raíña do deserto axúdanos a facer silencio, abandonarnos no Señor e chegar á vida nova que El nos agasalla.
Feliz día
Javier Alonso
A Franqueira
13-02-16

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