sábado, 2 de diciembre de 2023

MODO ESPERA O MODO ESPERANZA


 
Estos últimos años las tecnologías avanzaron que es una barbaridad. Las comunicaciones han facilitado no solo que tengamos conocimiento o de las noticias que sucede en todo el mundo, si no también, el avance que ha supuesto para nosotros el poder comunicarnos inmediatamente. Esto no cabe duda de que ha facilitado en gran medida nuestros avances, pero han creado en nuestro interior una sensación de inmediatez y de la capacidad de resolver las cuestiones de una forma rápida. Según los datos en nuestro país es mayor el número de teléfonos móviles que el de habitantes.

Por otro lado, la tecnología ha copado el lugar de atención de muchas personas. Y no me refiero a la inteligencia artificial únicamente, sino algo tan sencillo como llamar a una administración pública, o al servicio de salud, uno una entidad bancaria, o cualquier otro servicio que necesito un ciudadano. Rápidamente te responde una máquina con voz muy amable pero que te va solicitando respuestas para saber exactamente qué es lo que necesitas. No pocas veces la solicitud se queda a medias. Todo esto ha supuesto también un distanciamiento entre el ciudadano de a pie, no digamos de muchas personas mayores, y aquellos que deben estar a disposición de las necesidades de las personas. No pocas veces, y esto lo tenemos también en nuestros móviles, tenemos la posibilidad de estar en espera. Si a mí me pasa, de que me colocan en espera, los tiempos se van haciendo cada vez más pesados, sobre todo si hay una musiquita de fondo que da la impresión de que ya nadie te escucha.

A mí me tiene pasado de que hay personas que llaman para pedir una información y ya lo hacen sin un simple saludo de buenos días o buenas tardes, o simplemente decir por favor necesito una información. La relación con las máquinas ha enfriado nuestras relaciones humanas considerando que simplemente necesitamos servicios o somos proveedores de servicios.

Comenzamos un tiempo de esperanza. Quiero remarcar esta palabra. No es tiempo de espera, en el sentido tecnológico que acabo de describir. No es un tiempo para quedarse dormido o embobado. No es una espera inactiva, en el que perdamos el protagonismo, sino que ese tiempo de reactivar lo que Dios ha sembrado en nuestro corazón. No permitamos que nos aturdan las satisfacciones inmediatas. Prepararnos para la Navidad requiere previamente tomar conciencia de a QUIÉN en esperamos.

La espera de inactiva significa también que sustituimos los auténticos deseos de paz, de concordia, de unidad y del bien, por el convencimiento de que ante situaciones que impiden caminar hacia una auténtica fraternidad humana no somos capaces y que podemos preferir encerrarnos en nuestras propias satisfacciones y frenar a lo que realmente Dios nos está llamando.

Os invito a que diferenciamos este tiempo de espera inactiva en el que no esperamos a nadie por un tiempo activo en el que esperamos a ALGUIEN. Si además reconocemos nuestra propia incapacidad y fragilidad, dispongamos a ser el pesebre en el que nazca del hijo de Dios.

POÑAMOS UNHA LUZ DE ESPERANZA

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