domingo, 10 de diciembre de 2023

NUEVOS CIELOS, NUEVA TIERRA

 


El domingo pasado iniciamos estos días de esperanza y espera activa que es el adviento. En medio del nerviosismo y ajetreo que cada vez nos va imponiendo una sociedad marcada por el consumismo desenfrenado, la propuesta que te hace la Iglesia en estas dos primeras semanas, es la de reafirmar a través de la austeridad, el silencio, la mirada interior, la búsqueda sincera, que Dios salve a nuestro encuentro abriendo nos caminos de liberación, de vida, plenitud y novedad.

La esperanza cristiana no es una ilusión vana de lograr unos determinados objetivos, o conseguir unos propósitos para alcanzar una satisfacción inmediata. 

La esperanza es el motor de una confianza de que algo nuevo surge en nuestro interior, en nuestro ámbito de relaciones que puede ser transformador de la realidad y aquello que era imposible pueda llegar a serlo. 

La esperanza de exige de una disposición valiente a dejarse convertir, desterrando aquello que impide caminar y por eso hoy la llamada de Juan bautista es a preparar los caminos del Señor. Porque no soy yo quien camina hacia el futuro si no que es Dios el que viene acompañarme en el camino de la vida. 

La esperanza nos mueve adentrarnos en la realidad es más duras y difíciles de la vida, afrontarlas, descubriendo la fragilidad y la vulnerabilidad, para sentirse consolado, cuidado y fortalecido. 

La esperanza pide paciencia. Nuestro cambio de mirada no es algo repentino si no que nace de la misericordia de Dios que espera pacientemente.

La esperanza esa apertura a lo imposible, o impensable. No podíamos imaginarnos que Dios mismo asumiese nuestra realidad, nuestra condición humana desde lo más humilde haciéndonos partícipes de su misma realidad. Lo que esperamos en plenitud se está realizando. Ese bagaje de medio del desierto, el canto de fiesta en el día de duelo.


Desde estas claves te invito a que contemples algunas de las experiencias más duras que hayas vivido o que estés viviendo. Piensa en las condiciones en las que viven muchos de nuestros Hermanos y Hermanas, situaciones de guerra, violencia o destierro. Meditar en las realidades cambiantes de este mundo y hacia donde se dirigen, cuáles son los condicionantes de las decisiones y sus prioridades. Así la economía, la política, el orden social sea excluye a la persona de su centro buscará otros intereses y no promoverá un mundo sostenible y una sociedad fraterna.


Esta semana se celebra el 75 aniversario de la declaración de los derechos humanos y estos días finaliza la COP 28 sobre el cambio climático, seguimos contemplando las dramáticas escenas de violenta guerra en distintos lugares del mundo como Ucrania o la franje de Gaza, la movilidad y la información son la seña de identidad de nuestro tiempo., Ante todo esto y otras muchas cosas, ¿cuáles son las actitudes y las herramientas que te ofrece el mundo para tener una visión positiva?¿No supone el consumismo, adornado por el convencimiento de que estamos moviendo la economía, una forma de crearnos ilusiones que vamos profundizando una mirada esperanzadora? Dios ama este mundo ¿cuál es la luz de esperanza que percibimos como novedad de un nuevo futuro?


POÑAMOS UN RAIO DE LUZ, DE ESPERANZA


2 comentarios:

  1. A veces nuestra ansiedade, nós impede esperar con paz ...

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  2. Que Dios nos conceda el seguir avanzando, cada uno a su ritmo, pero dentro del camino. Abrazos y besos para todos.

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