No deja de sorprendernos la actitud del mundo ante las realidades más dolorosas de muchos pueblos. Estos días de forma desigual dos naciones han saltado a las portadas de los informativos Haití y Afganistán .
Haiti después de diez años de un terrible terremoto y del reciente asesinato de su Presidente vuelve a temblar la tierra bajo sus pies y sabe una vez más la pobreza de un pueblo que sufre las consecuencias, como tantos otros pueblos, de la corrupción y las desigualdades. La incidencia de un terremoto en los distintos países del mundo es desigual en aquellos cuyas construcciones están hechas para que puedan resistir en el embate de un seguidismo tienen menos víctimas que aquellas en las cuales el tejido social no proporciona los medios para poder prevenir las consecuencias de los desastres naturales. Haití es un buen ejemplo a unos habían levantado de las consecuencias del terremoto que asoló el país vive en otra vez por los suelos lo poco que habían hecho.
Pero si hay un país quiere y está ocupando los informativos y las tertulias es la situación de Afganistán. Que nos ha pasado. Creíamos que con las armas y inversión económica podemos solucionarlo todo. Ha quedado al descubierto la prepotencia de occidente. Hemos demostrado una vez más al mundo y a la historia que los que nos situamos en una posición de superioridad queriendo imponer nuestros criterios muchas veces nos equivocamos.
Tanto en un país como en otro encuentro varias invitaciones a la reflexión que quiero compartir con vosotros esta mañana. Lo primero es la solidaridad con los miembros de esas sociedades que más sufren. Dentro de pocos días posiblemente ya no será noticia. Y el sufrimiento y el dolor sigue estando aunque nosotros no lo escuchemos.
Lo segundo la lección que debemos aprender la transformación debe nacer desde la base y el progreso de los pueblos no depende únicamente de los criterios que una parte de la humanidad sino que cada pueblo necesita descubrir su propio destino y con las herramientas necesarias.
Lo tercero es garantizar desde la igualdad lo esencial es fundamental para preservar los derechos de las personas. La vivienda, educación, la salud, el trabajo, y tantas cosas que son primordiales en el crecimiento y en el progreso de una nación. Pero no puede ser desde el criterio de nuestra única visión no es el centro del mundo, cada pueblo de cada cultura tiene la capacidad de crecer siempre y cuando no se le pisotee. Porque por desgracia esta es la actitud que muchas ocasiones hemos demostrado. Considerar que somos liberadores, imponer nuestro criterio y forma de ver la vida, decidir su futuro, sacar partido económico de la miseria, y por desgracia, presumir de que somos buenos.
A los pies de la imagen de Nosa Señora da Franqueira tenemos una ofrenda que le ha sido regalada ella en el año 2006 la gorra de un militar que por ese año estaba destinado en Afganistán. Ese exvoto es una invitación a la oración y a la solidaridad con los pueblos sometidos.
Hoy te invito a rezar por Haití y el pueblo afgano.
Xabier Alonso
22-08-2021
Haití y Afganistán vienen a mostrarnos el verdadero rostro de los imperalismos y de los colonialismos de todos los colores, que bajo el pretexto de defender la democracia y la paz lo que hacen es defender sus intereses económicos y políticos y dejndo a su paso por tantos países muertes,destrucción y, lo que es peor, dejando países con la población totalmente dividida, desestructurada y en manos de las mafias y de señores de la guerra. Como leemos en la última enciclica del papa Francisco " la guerra siempre deja peor al país que antes de ella". Esto que está sucediendo lejos puede suceder a nuestro lado y en nosotros mismos cuando juzgamos, cuando dogmatizamos, cuando actuamos,... sin discernir antes en el silencio y la oración lo que nos conviene a nosotros y lo que le conviene a nuestra familia, a nuestra comunidad,a nuestro pueblo,..., para ayudar a un mundo mejor, más justo, más libre, más fraterno. Grazas, Javier, por ser unha mediación iluminadora e liberadora.
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