Después de muchos días, retomo de nuevo la escritura en el blog y comparto con vosotros un momento de reflexión. Lo hago después de unos días convaleciente en cama a causa de la gripe. No se si fue la A, la B o la gripe ártica, lo que sí se es que me dejó hecho polvo. Días aciagos que coincidieron con la convocatoria para las 24 horas para el Señor, y yo, ofrecí, unido en la oración con los que estaban reunidos en cada una de esas horas en la concatedral de Vigo. No fue fácil teniendo casi 40 de fiebre y postrado en una cama que se convertía en charco de sudor, pero, aunque no era capaz de pronunciar mi plegaria si lo hice con la mente y el corazón. Estos días me ayudaron al ser la primera vez que estaba seriamente enfermo, a poner mi alma más cerca de los que están enfermos. Días atrás había estado algunas noches junto ami madre en el hospital, y, desde allí, ponía también mi oración a los que habitan cada una de las habitaciones. Llevé mi mente hasta los enfermos de las parroquias y aquellos a los que había acompañado en otras ocasiones. Pongo rostro a personas que en muchas ocasiones vienen al santuario a pedir oraciones por sus enfermos. Y también la valentía con que muchas familias asumen las enfermedades de sus seres queridos.
No es una visión negativa lo que quiero transmitir, sino, la oportuna intervención de Dios que nos hace ver su mano misericordiosa. Mano misericordiosa que se traduce en la ternura y los cuidados de quien se preocupa por uno. Gracias por las oraciones.
Volviendo a la jornada de oración baste decir la alegría con que recibí noticias de como se había desarrollado, con cada grupo que había preparado con esmero y dedicación cada uno de los turnos. La ejemplaridad de personas que, a pesar de lo intempestivo de la jornada de frío y lluvia se acercaron y optaron por el Señor. Además la dedicación de un nutrido grupo de sacerdotes para estar a disposición de aquellos que querían recibir el sacramento de la Reconciliación. Dios una vez más nos ha mostrado su amor, su ternura y cercanía, su abrazo y su perdón.
Nosa Señora da Franqueira, grazas por sermos Nai de inmensa tenrura
Feliz semana
Javier Alonso
A Franqueira
7-03-16
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