La alegría de la que se alimenta hoy la liturgia nace de la esperanza. Esta que brota como el manantial que, después de un tiempo prolongado sin manar, vuelve a devolver a la tierra el verdor perdido. Es preciosa la lectura de Isaías, todo nos habla en futuro, todo está por venir. Ya lo podemos intuir, pero lo bueno vendrá. No perdamos la esperanza, no nos desolemos en la situación. Dios tiene una palabra de esperanza. ¿Acaso no es El la fuente de vida?. ¿Quién o que te devolverá la alegría perdida?
Ahora, levanta la vista, ponte en pie, se nos anuncia la gracia. Dios viene con su poder para llenar los corazones vacío y desolados y devolverles la dignidad. Vendrá, dará vida, florecerá el jardín y lo llenará de la belleza.
Por eso, la respuesta de Jesús a la pregunta de Juan. El Reino ya es anunciado, los ciegos ven, los cojos andan, los mudos hablan. Lo imposible ya se realiza. Que nuestro corazón pobre conozca la verdad de la salvación.
Alegraos y tened paciencia, espera en Dios y volverás a alabarlo.
Feliz domingo
Xabier Alonso
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