domingo, 9 de febrero de 2025

CONGRESO VOCACIONAL


Se está celebrando en Madrid el Congreso de Vocaciones. Un macro encuentro donde más de tres mil participantes reflexionan, oran, celebran y son germen de una cultura vocacional que, desde hace tiempo, llama a la puerta de la Iglesia. Todos necesitamos tomar conciencia de la riqueza de la llamada a la fe que ha hecho el Señor. Una invitación a ser sus amigos, estar con él, vivir en su amor, restaurados por su gracia, en verdadera libertad de hijos en el Hijo. Sí, nos ha amado y nos ama, nos ha llamado y nos llama. No he leído mucho sobre el congreso, pero sus ponencias son de una frescura y del impulso propio de la novedad del Espíritu. Organizar un evento de estas dimensiones es una labor ingente de personas que se ponen al servicio de la Iglesia para que todo funcione bien y sea un encuentro de vida. Por eso, tanto este, como otras iniciativas, son de alabar. Sabemos que tienen poca o ninguna repercusión informativa, no se considera noticia de alcance. Lo sería si lo asistentes fuesen enfrentados, con corrientes de pensamiento e ideología de ruptura, pero la polarización nace del desprecio del otro, nosotros somos hermanos y hermanas, y como tales podemos pensar, disentir, pero siempre desde la caridad y buscando la voluntad de Dios. 

Hace años, cuando me peleaba con los libros en el seminario, se celebraron un congreso y un simposium sobre la espiritualidad y la vida sacerdotal. De vez en cuando le doy un repaso a los documentos de esos eventos. Era una revolución interior. Los asistentes volvieron con una carga inmensa de entusiasmo, vitalidad y con nuevas ideas. Surgieron iniciativas de encuentros formativos para sacerdotes, reuniones de diálogo y estudio. Habíamos redescubierto la identidad, y se tomaban con serenidad y valentía los temas más candentes con el deseo de ser más fieles a la llamada y a la misión.

Mi deseo es, que este congreso de vocaciones, que no nace solo de la urgencia de una crisis de sacerdotes o monjas, sino de la esencia de nuestra vocación bautismal, eclesial, comprometida y siempre joven. Espero que los asistentes de nuestra diócesis, que son una veintena, nos ayuden a acoger con gozo esta nueva etapa. Gracias por vuestro compromiso.

Ahora, pido a la vocacionada por excelencia, la mujer que se identifica plenamente con la llamada, la respuesta y la misión, que se convierte en Madre como identidad plena, María, que nos ayude a ser escucha y respuesta, desde el encuentro con el amor que nos regala lo que somos. Con maría doy gracias por los y las vocacionados con los que me encuentro cada día, hombres y mujeres, niños y jóvenes, mayores y enfermos que son respuesta de amor y entrega por los demás. Cuanta generosidad en la donación  de la propia vida, del tiempo, de la dedicación haciendo posible el sí de la comunidad al Dios que camina con su pueblo. Gracias por el testimonio.

Feliz domingo

3 comentarios:

  1. Gracias a Dios por todo. Señor que tu Espíritu Santo entre en el corazón de tu pueblo para entregarnos a tu voluntad.

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  2. Qué el Espíritu Santo les ilumine y fortalezca su fe.Que la ilusión que transmite el encuentro no se apague.Hay que orar también por vosotros

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  3. Que se haga la voluntad de Dios ....

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