domingo, 28 de octubre de 2018

ABRE MIS OJOS, SEÑOR



Hoy la liturgia del domingo nos regale el hermoso relato de la curación del ciego Bartimeo en Jericó. El grito del ciego al borde del camino es la súplica del que está arrinconado sintiendo pasar la vida en torno a sí, dejando  que las limosnas derramadas en el manto por los que sienten pena es el medio de subsistencia. Es el grito desgarrador de la oscuridad del que está en búsqueda y se le abre la oportunidad de abrir los ojos a la vida. Es el grito escuchado por el que no pasa de largo, sino que tiene piedad, su corazón es misericordia y su ternura es entrañable. 
¿Qué puedo hacer por ti?
Hoy, es Jesús, quien escucha tu grito en la noche de la vida cegada por el desánimo, por la incomprensión, por los miedos paralizantes. El grito de tu corazón es un grito de fe de ponerse de un salto ante la luz, aunque no la puedas ver, la sientes, la tocas con tu ser, la hueles pues su frescura es belleza de vida. 
Hoy te dice ¿qué puedo hacer por ti?
Sí. Hoy. ahora de pié, ante ti, Jesús, sintiendo tu respiración vital, extiendo mis manos para tocar y digo. 
Maestro, que vea.
Es, ahora, la fe. Es ahora. Sí, que vea. Que vea los colores de la vida, la fuerza del sol, el manto ensoñador de la luna. Que vea la altura de las montañas con su fuerza, la humildad de los valles con su verdor. Que vea la belleza de lo que crece en silencio y lleva dentro de si la presencia del Creador. Que vea los ojos de mis hermanos, las lágrimas del dolor, la sonrisa del niño, la hermosura del amor. Que vea esperanza donde mi ceguera me impedía ver futuro, que ponga paz, donde mi ceguera solo ponía violencia, que vea vida donde mi ceguera ponía muerte. Que vea, para no pasar de largo, que vea con los ojos de mi Salvador, que vea las huellas del maestro que me guía y me llena de su amor. Que vea. 
Gracias, Jesús por abrir los ojos al amor.

Feliz domingo a todos
Xabier Alonso
28-10-2018

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