La Misericordia desbordante del Corazón de Cristo, abierto por la lanza, sacia la sed de amor y perdón que vive el corazón del hombre. Jesús, Resucitado, irrumpe en medio de sus apóstoles, y, mostrándoles las heridas de la pasión, les transmite la paz,. Sus dudas y temores, que les encierran en si mismo, se convierten en confianza y luz en el encuentro del Señor con ellos.
Es el Señor el que atraviesa los muros que nos atrapan e impiden que entre el sol de la esperanza para arrancar de nosotros los miedos paralizantes que nos impiden vivacidad de la alegría. Ahora, sin más, sin más condición que la de dejarse hacer por su amor, Él nos hace testigos y mensajeros, testigos de su presencia, mensajeros, enviados de su perdón y su paz.
Las dudas de Tomás no son satisfechas por la palabra de sus compañeros, sino que, necesita tocar, sentir. Necesitamos también ratificar lo que hemos recibido por la palabra con la experiencia del encuentro. Mira la herida abierta del Salvador en su costado para dejar que este manantial de Misericordia sea el lugar en el que beber la gracia de su amor.
Señor mío y Dios mío es también nuestra respuesta.
Feliz domingo
Nos Señora da Franqueira axúdanos a sermos testemuñas da ledicia pascual que ti memos experimentas na Gloria do teu Fillo resucitado para todos nós
A Franqueira
23-04-17
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