domingo, 25 de mayo de 2025

PASCUA DE LOS ENFERMOS, PASCUA DE VIDA


PASCUA DE LOS ENFERMOS

PASCUA DE VIDA

Una noche más. Me duele el cuello. El sillón no es muy cómodo, pero además no tenía forma de encontrar una postura cómoda. Veía la cama. Parece que descasó bien. además no se que pasó esta noche, los médicos y enfermeras, aunque hablen despacio se nota el nerviosismo. Escuché también a alguien que lloraba. Posiblemente se cerró un ciclo. Creo que podría pensar que se abrió una puerta. Yo permanezco en silencio. No quiero despertarla. La ventana es grande y entra ya la luz de la mañana. Esta nueva luz da una serena confianza. Un día más. Es como un pequeño éxito, como una nueva victoria. Cada vez que empieza la jornada todo se refresca, la noche es pesada, tediosa, lenta, se cargan los hombros, la cabeza se embota. Dicen, venga arriba. Y una sonrisa. Como aguantan estos servidores de la vida. E intentan con la mirada, con la frescura del amanecer darte una nueva esperanza. ¿A que hora viene el médico? Una nueva esperanza, como si en unas horas las cosas fuesen a cambiar de forma tan radical. Pero es una pequeña esperanza. Y el goteo del líquido que va descendiendo hasta el brazo es un rosario de nuevas esperanzas. Gota a gota, como un Ave María continuo de un paso y otro para llegar al final del pasillo. Con pequeños gestos se hace camino. La cruz encima dela mesilla y una estampa de la Virgen. Es hora de acariciar. Y tomo la cruz y se la pongo en su mano. La estampa recibe mi beso de hijo. Y digo Padre Nuestro... despacio, no hay prisa, y un aire de vida entra en mi alma, y lo comparto en un susurro de confiada plegaria. Ave María... y la caricia de la Madre ya me devuelve a una nueva jornada llena de esperanza. 

Este relato es inventado. Pero creo que es un punto para abrir el espíritu en este domingo pascual en el que celebramos la pascua del enfermo. Hoy el evangelio nos repite permaneced... permaneced..... no olvides que lo que hace crecer la esperanza es la constancia y la paciencia, y de eso saben mucho y bien en el hospital y en las residencias, el los hogares, en casa donde hay mayores, desvalidos y  discapacitados. Vaya si se sabe de paciencia. La esperanza es un camino de ida y vuelta, de realismo e ilusión, de lágrimas y miradas abiertas. Porque la Pascua es el paso del Resucitado que muestras las heridas de haber cargado con nuestros sufrimientos que nos sanan. Pasa el Señor exhalando fragancias de vida y confiada esperanza.

Rezamos por todos los enfermos y cuidadores, por los sanitarios y profesionales, por los voluntarios y los mayores... por todos a María, Madre de la Esperanza.

1 comentario:

  1. María en cuyo manto cabemos todos, ruega por nosotros al Padre y al Hijo

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