MARÍA, FELIZ POR CREER

 

MARIA, FELIZ POR CREER

Ponemos en la inmediatez la garantía de nuestra felicidad. Quiero ser feliz, decimos, ahora, mañana no se lo que pasará. Esta tensión nos embriaga de una necesidad insaciable de nuevas experiencias. Necesitamos reconocer la experiencia fundante que da sentido y continuidad a nuestro proyecto vital, ser llamados e invitados a vivir en el día a día el amor incondicional y gratuito, oblativo y derrochado del amor de Dios. 

María responde en el encuentro con el ángel, discreto e intrascendente para el resto del mundo en aquel momento, a una propuesta de fe. Decir sí es proclamar que lo que se ha dicho es verdad. Decir sí es configurar la vida en un camino de esperanza, lo que está por venir ya lo espero desde este instante, no solo el nacimiento de un hijo, sino, que será la liberación, el perdón de todos los pecados, la salvación... todo se va agrandando maravillosamente y la esperanza se dispara a límites insospechados. Un simple sí se convierte en un terremoto de vida, como un big bang de luz eterna que lo inunda todo y va creciendo en gracia y amor.